Viena, Austria.
Las dos grandes aplicaciones de la tecnología nuclear al arte y a la arqueología son el análisis de los objetos para recabar información sobre su antigüedad, composición, origen geográfico, como también para diagnosticar problemas, y la irradiación para limpiar y desinfectar objetos dañados.
En esta tecnología, una de las varias que pueden aplicarse al patrimonio artístico, se ‘bombardea’ una muestra con rayos X para desestabilizar la estructura de los electrones y causar una emisión de radiación, que es diferente en cada elemento químico. El análisis de esa radiación permite establecer qué elementos químicos existen en la muestra.
«La ventaja de estas técnicas es que se pueden aplicar en una amplia variedad de materiales, el análisis se puede hacer de forma totalmente no destructiva, o con una invasión mínima de la muestra», explica Román Padilla Álvarez, físico del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena.
El experto cubano relata que otra de las ventajas del método es la facilidad de transportar el equipo necesario, ya que puede aplicarse con un pequeño aparato en forma de pistola.
Por: EFE.
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