Medicina tradicional, legado ancestral ante la COVID-19 en Bolivia

Bolivia.

Es un día más en el mercado de las brujas en la Ciudad de la Paz. Las mujeres conocidas como chifleras exhiben una variedad de plantas y flores que son utilizadas para aliviar todo tipo de dolores.

La huira huira, el eucalipto o el matico son algunas de las plantas que muchos de los bolivianos han utilizado para combatir los síntomas de la COVID-19. Incluso se vende el “kari kari”, que, según una de las vendedoras, es la combinación de varias plantas y otros ingredientes secretos. También, se le conoce como “la medicina del COVID”.

Pese a que no cuentan con un sustento científico, en estos dos años varios bolivianos confiaron en las bondades de las plantas y en la sabiduría de los médicos tradicionales.

El Gobierno respalda e incentiva la aplicación de la medicina tradicional, así lo confirma el ministro de Salud, Jeyson Auza: “necesariamente hemos tenido la combinación de la terapéutica establecida y nuestro conocimiento ancestral que tan bien le ha hecho a nuestro pueblo”.

La directora de Medicina Tradicional del Ministerio de Salud, Viviana Camacho, explicó que no se trata de contraponer la medicina convencional con la tradicional, sino que se pueden complementar.

En 2020, el gobierno lanzó un decreto que impulsa el uso de los saberes ancestrales y publicó una guía para el abordaje de estos conocimientos en el tratamiento de la COVID-19, que en Bolivia ya acumula más de 880 mil casos. Esta guía reúne las propiedades, el modo de preparación y las contraindicaciones de cerca de 100 plantas, que son utilizadas para el fortalecimiento del sistema inmunológico, ayudar a pulmones, garganta y la fiebre.

El Gobierno reconoció en 2013 con la Ley de Medicina Tradicional ancestral boliviana el ejercicio de estos tratamientos. En el país hay al menos 700 médicos tradicionales matriculados, pero hay muchos más y que están trabajando para que todos estén certificados.