Iberoamérica.
Aunque no hay cifras oficiales, se estima que en América Latina anualmente mueren miles de personas por envenenamiento de diversos animales ponzoñosos como arañas, ranas y orugas. Sin embargo, especialistas alertan que se desconoce la cantidad precisa de casos, debido a que no se destinan fondos suficientes para diagnosticar, investigar e identificar especies potencialmente peligrosas.
La universidad donde trabajo es la única fuente de financiamiento que hemos tenido”, señala a SciDev.Net Camila González, directora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia, y autora principal de una investigación que muestra que varias especies de orugas del género Lonomia, son potencialmente peligrosas.
Por ejemplo, en Brasil estas orugas provocaron 1.930 casos de envenenamiento entre 2001 y 2006. En Colombia, fueron 10 casos al año. También ha habido accidentes en Perú en 2006, 2010 y 2016; en Argentina (en la provincia de Misiones) y en la Guayana Francesa. Algunos de ellos, mortales.
“Nosotros escribimos proyectos de investigación y no nos dan dinero porque es un tema que a mucha gente le suena absurdo: ¿cómo una oruga va a matar? Eso no tiene ningún sentido”, dijo González a SciDev.Net.
Para Luis Roberto Camargo González, investigador y director técnico del Laboratorio de Fisiopatología del Instituto Butantan, ubicado en Sao Paulo, Brasil, y uno de los centros de producción de antivenenos más importantes de la región, la identificación de especies es necesaria para producir sueros.
“Es importante que se apoye el trabajo de identificación y caracterización de las especies. Con esa información se puede saber si los tratamientos que existen hoy en día son eficaces o si es necesario crear nuevos”, indicó a SciDev.Net.
Desde 2017, los envenenamientos provocados por serpientes fueron reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad tropical desatendida que mata cada año entre 81.000 y 138.000 personas, especialmente en países pobres, y provoca la discapacidad de otros 400.000 sobrevivientes al año.
Sin embargo, otros animales venenosos como escorpiones, orugas, ranas o arañas no tienen los mismos reflectores debido, en parte, a que ocurren con menor frecuencia.
Pero algunos reportes muestran que no es así. Y los alacranes son el caso más extremo. La Organización Panamericana de Salud (PAHO) reporta que solo en México y Brasil ocurren 120 mil y 300 mil casos de envenenamiento por escorpiones al año, respectivamente.
Según un estudio, tan solo en México mueren mil personas al año por envenenamiento de estos artrópodos y el 72,5 por ciento ocurre entre niños menores de 5 años. Otro estudio de 2023 muestra que tan solo en São Paulo, Brasil, hay 0,3 muertes por cada millón de habitantes, una cantidad que creció 5 veces de 2008 a 2014.
“Este aumento constante de las picaduras de escorpiones en Brasil plantea preocupaciones y exige una comprensión más profunda de los factores ambientales, demográficos y socioeconómicos asociados, las implicaciones de estos incidentes, la identificación de las especies de escorpiones y cómo prevenirlos mejor”, dicen los autores brasileños.
Pero los escorpiones no son la única fuente de preocupación. Aunque no hay cifras precisas, sí hay algunos reportes sobre decenas de muertes por veneno de arañas, ranas y orugas en varios países de Latinoamérica.
A pesar de que las muertes por estas otras especies no se equiparan a las provocadas por serpientes, Camila González señala que son totalmente prevenibles, por lo que debería haber recursos para la identificar estas especies y prevenir sus daños para el ser humano.
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