Nueva York, EE.UU.

El pintor nicaragüense Franck de las Mercedes (1972) muestra desde este viernes, en una exposición muy personal, recuerdos de su infancia, vivencias del Nueva York que lo acogió en su niñez y su punto de vista sobre la situación política que vive su país. Una muestra en la que los colores brillantes tienen gran protagonismo.

«Esencialismos y autodescubrimiento» —que se exhibe en la galería del Boricua College, en El Bronx, hasta el 30 de abril— consta de 33 obras, que comienzan con las de su niñez en Nicaragua junto a su abuela y a su madre, en lo que el artista denomina «un viaje a la sombra» de esa niñez en Masaya, en la que faltó la figura paterna, según comentó a Efe el artista.

«Es un trabajo bastante personal, un viaje hacia la sombra en mi niñez, adentrándome en lo que es el ser y explorando con ese ser», dice, y explica que aunque siempre ha pintado abstracto, quiso «explorar y llamar a los demonios por su nombre», aquellos «que me persiguen, que me asustan» a través de su vida.

Recordó que viene de un país donde vivió la guerra y vio la muerte, y sobrevivió a la revolución sandinista en la Nicaragua de los años 80.

«Mi perspectiva siempre se ha quedado ahí, me afectó muchísimo, me acuerdo de todo. De ahí surgen todas esas voces, que quería pintar de manera representativa. Salirme de los abstracto para contar esto», indicó.

Entre las obras de su niñez, basadas en fotos familiares, figuran «Procesión» y «Pan Blanco» (como le llamaban por tener la piel más clara que otros en su familia) en las que están su madre y abuela y con las que recuerda la ausencia de la figura paterna desde que él tenía 4 años.

«Las mujeres también representan las matriarcas de cada familia que se quedaron luchando y enfrentando todo lo que estaba sucediendo» en el país, comenta De las Mercedes, que en su pieza «Unruly Fashion» retrata la imagen de su adolescencia «en que uno se cree invencible».

Con «Dos tierras», que capta a una mujer que carga a sus hijos gemelos, quiso representar la dualidad cultural de los dos país en que han transcurrido su vida: Nicaragua y EE.UU.

«Siempre digo que nací en Nicaragua pero me hice en EE.UU. y eso quería mostrar» con esta obra, indicó además el artista, que se nutrió del arte del graffiti y de artistas neoyorquinos y que en esta exposición dedica una obra al pintor de la contracultura Jean-Michel Basquiat, en la que un esqueleto camina bajo un radiante sol, cerca de una palmera.

Las paredes de Nueva York donde alguna vez hubo rótulos de los que quedan solo pedazos también inspiraron a De las Merdeces, así como el poema «Lo fatal» —nombre de una de sus pinturas— del nicaragüense Rubén Darío y que habla sobre el dolor, una palabra que estuvo presente en su niñez.

«Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente», dijo al recordar una estrofa.

La separación familiar es otro tema presente en un grupo de obras que forman parte de esta exposición, con figuras de gitanos, y en las que vuelve a estar su abuela.

«Trata de cuando los emigrantes están muy deseosos de verse, pero ese espacio que pasaron distanciados cambia la dinámica que se tenía en una relación y nos vuelven unos gitanos emocionales», señaló además a Efe al hacer un recorrido por su trabajo.

La situación que vive Nicaragua bajo el Gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, también tienen espacio en su arte con «Paz y Unidad», una protesta contra la violencia y la violación a los derechos humanos en su país y su título hace referencia a la frase que Ortega y Murillo repiten al pueblo.

En la imagen destaca el brazo de Murillo, con sus características pulseras, abrazando el guardabarranco, pájaro nacional de Nicaragua, y, sobre ésta, la cara de Daniel Ortega con un colmillo en su lengua, devorando al ave.