Panamá

El confinamiento para frenar el avance de la pandemia del COVID-19 «está aportando pistas» a los investigadores en una estación del Smithsonian en el Caribe de Panamá «sobre cómo los delfines pueden estar experimentando el mundo a medida que los humanos mantienen cuarentena«.

En Dolphin Bay, una estación del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en la provincia panameña de Bocas del Toro, los científicos están compartiendo nuevos resultados sobre el comportamiento de los delfines con y sin embarcaciones turísticas, informó el ente científico.

En esa estación, situada en una zona la costa del Caribe occidental panameño donde la observación de esos cetáceos es una de las principales atracciones turísticas, hay un grupo de 37 delfines nariz de botella, una especie que no está en peligro de extinción.

Pero el grupo en Dolphin Bay «es genéticamente distinto de otros de la región», indicó el Smithsonian, cuyo equipo ha estado trabajando en Bocas del Toro durante casi 17 años observando directamente a los animales, estudiando sus relaciones y genética.

El monitoreo

Así, los investigadores han utilizado el monitoreo acústico para comprender cómo los delfines nariz de botella cambian sus comunicaciones submarinas cuando están presentes las embarcaciones turísticas, y han compartido sus resultados con muchos sectores, desde escuelas hasta agencias de turismo.

La investigadora asociada en el Smithsonian y profesora de la Universidad de Vermont, Laura May Collado, indicó que cuando se hace correctamente la observación de delfines «puede ser una herramienta poderosa para educar al público» y una actividad «económicamente gratificante», por lo que el objetivo de este trabajo científico «es proporcionar información confiable sobre sus impactos a corto y largo plazo en estos animales».

Los científicos consideran como pautas de observación correctas que se establezca un número máximo de botes que pueden observar a los animales a la vez, un tiempo máximo de interacción y un protocolo sobre cómo acercarse y salir del área, algo que ha sido adoptado recientemente por Panamá.

Y esto es así porque el estudio que se realiza en Bocas del Toro ha demostrado que en presencia de las embarcaciones turísticas, el tiempo que los delfines pasan socializando disminuye significativamente, dijo el Smithsonian.

Medidas a partir de la investigación

«Los animales individuales pasaron menos tiempo buscando comida y más tiempo viajando. También les tomó más tiempo recuperarse, volver a buscar comida, después de haber sido interrumpidos por las embarcaciones turísticas que cuando fueron interrumpidos por eventos naturales», agregó.

Pese a que Panamá ha actualizado recientemente sus pautas para la observación de delfines, «a May Collado todavía le preocupa que la alta rotación de capitanes de embarcaciones involucrados les dificulte asegurarse de que estén al tanto de las investigaciones sobre cómo la forma en que se acercan a los delfines puede afectar su comportamiento».

«En algunos países, los conservacionistas han trabajado para establecer un sistema de licencias para empresas que ofrecen observación de delfines con un sistema de renovación que requiere evidencia de capacitación y cumplimiento«, dijo la investigadora.

Otros países, añadió, «establecen un sistema de guardaparques para monitorear el número de visitantes y su comportamiento. El gobierno de Panamá está analizando la posibilidad de establecer un área protegida en Dolphin Bay. Eso sería un cambio de juego para estos delfines y para las comunidades que dependen económicamente en su salud y bienestar», destacó.

El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá es una unidad de la Institución Smithsonian y promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, indica el ente en su página web.

Por: EFE