Por: María Luisa Santillán, DGDC-UNAM.

El uso de energía en edificios obedece a varias necesidades, entre ellas la de preparar y conservar alimentos, calentar agua, la iluminación y la climatización.

Para llevar a cabo cada uno de estos procesos se requiere de un alto gasto de energía que no es renovable, pues proviene del petróleo, el gas y el carbón.

Alrededor de 90% de la energía que se consume en el país es no renovable. El 20% del consumo total corresponde al sector de los edificios. Además, por la tecnología que se utiliza para generar la energía y el origen de ésta, la mayoría de las construcciones que habitamos no pueden ser consideradas sustentables, explicó el doctor David Morillón Gálvez, coordinador del área de Mecánica y Energía del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

Sin embargo, tener una vivienda sustentable es posible si se piensa en un diseño más adecuado, que considere el tipo de clima del lugar en donde se construye, la orientación de las ventanas y su control solar, los materiales que se utilicen para que se climatice de manera natural, así como el uso de tecnología para el aprovechamiento del Sol, el viento y otras energías renovables.

Un alto porcentaje de las viviendas tradicionales son muy frías en invierno y extremadamente calurosas en verano, por ejemplo, aspectos que hacen la estancia de los habitantes poco agradable.

Confort térmico

Uno de los principales problemas para lograr viviendas confortables son los materiales y sistemas constructivos utilizados, ya que algunos se han industrializado y se usan de igual manera en todo el país.

Sin embargo, un material no se comporta de igual forma en todos lados, lo cual genera que en algunas zonas las casas sean demasiado calientes y en otras muy frías.

La consecuencia de esto es el uso de energía no renovable para calentar o enfriar la vivienda, según sea el caso. Y entonces, es común ver zonas en donde hay un amplio uso de aire acondicionado o de calefacción para lograr viviendas confortables.

El investigador explicó que es preferible utilizar los materiales que son originarios y de los cuales se dispone en cada zona. De lo contrario, aquellos que se industrializan en enormes cantidades para llevarlos a distintas partes del país, deberían primero analizarse y ver de qué manera se pueden mejorar o adecuar.

Millones de viviendas en México no disponen de una adecuada planeación y diseño, por lo que la opción podría ser colocar aislantes en los techos y paredes, o colores reflejantes para que se disminuya calor o se refleje y no se obtengan construcciones demasiado calientes o frías en su interior.

Asimismo, puntualizó que en la actualidad se desarrollan materiales mejorados con nanotecnología. Algunos de ellos buscan con cambio de fase, es decir, que el calor en lugar de pasar una pared, gracias a un acabado (como un tirol) sea absorbido, cambie su fase y se almacene para cuando sea necesario, o se regrese al ambiente cuando baje la temperatura exterior.

Proyectos de sustentabilidad energética

En México se han realizado distintos esfuerzos por lograr viviendas confortables y sustentables. Desde la UNAM han surgido distintos proyectos que han tenido proyección nacional e internacional, además de que se ha colaborado con diversas instituciones gubernamentales.

Uno de estos proyectos enfocado en la sustentabilidad energética es Hipoteca verde, el cual se ha aplicado en viviendas de interés social y ha sido reconocido por la ONU y Estados Unidos.

Este trabajo promueve el ahorro de energía eléctrica, de agua y de gas, así como el aprovechamiento de las energías renovables. En su primera etapa se estimuló el uso de distintas tecnologías, las cuales han permitido que las viviendas disminuyan su consumo energético convencional.

El doctor Morillón Gálvez, quien encabeza esta propuesta, explicó que en la actualidad se trabaja el proyecto Hipoteca Verde Dos, a través del cual se pretende lograr sustentabilidad de agua y energía eléctrica, ya que se busca que la vivienda genere su propia energía y pueda tratar el agua y volverla a usar.