Brasil.

A la distancia, la isla Pombeba en la bahía de Guanabara de Río de Janeiro parece un pequeño oasis verde, pero de cerca el panorama cambia. Expertos estiman que hay cerca de 80 toneladas de desechos en la isla. 

“Tenemos que dejar esto limpio porque sucio, así no se puede pescar más. Lanzamos la red al agua y sólo trae basura, basura, basura, y no podemos sobrevivir de esta manera”, relató José Alberto Crispin, pescador. 

Medio centenar de pescadores y voluntarios participaron esta semana de una jornada de recolección de basura promovida por una organización de conservación de los océanos. Recolectaron cuatro toneladas de desechos, la mayoría plásticos. 

“Tenemos que parar este tsunami de plásticos. Esto no puede más, no funciona más. Ya no existen lugares en el mundo sin plástico. Nuestros niños no van a conocer una playa de arenas y piedras. Ya no hay más, en ningún lugar del mundo. Lamentablemente, las futuras generaciones están destinadas a convivir con el plástico”, comentó Juliana Poncioni Mota, ingeniería.

Pombeba funciona como un imán de basura. La dinámica de las mareas y el oleaje deposita los residuos sobre el islote formado por los sedimentos extraídos del dragado del puerto. Pero en realidad, la isla muestra lo que ocurre a mayor escala en la enorme bahía de Guanabara, a donde desembocan, sin ningún tratamiento, las aguas residuales de los municipios cercanos. 

La polución de esta bahía es uno de los mayores problemas ambientales del río y los grandes proyectos públicos para su limpieza todavía no se han concretado. 

¿Será que la contaminación no nos afecta? Si comemos pescado de altamar y el pescado de altamar ha estado en contacto con microplásticos, ya estamos consumiendo estos microplásticos”, acentuó André Salomao, investigador.

El plástico recogido en esta y otras jornadas será aprovechado por una cooperativa y por su participación los pescadores reciben un pago que alivia la falta de ingresos por la disminución de la pesca, pero los voluntarios reclaman acciones que realmente cambien las cosas. 

Está claro que tenemos que cambiar nuestros hábitos. Ya no podemos utilizar productos de un solo uso. Necesitamos educación en todas las esferas. Necesitamos una inversión masiva en educación, porque los profesionales que queremos crear para el futuro no pueden ser iguales a los profesionales que tenemos hoy, y que están causando todo este problema”, comentó Martine Grael, regatista. 

La postulación de Río de Janeiro junto a la vecina Niteroi, como sede de los juegos panamericanos de 2031, generó un interés renovado en el problema. Al presentar la candidatura, las autoridades renovaron el viejo compromiso de que la concesionaria Aguas del Río de tratamiento adecuado a las aguas servidas de 10 millones de habitantes del Estado antes de 2030.