Paso Yobái, Paraguay.
En un pequeño poblado paraguayo, el agricultor Vidal Brítez muestra unas hojas impregnadas de un polvo rojo que despiden las canteras vecinas donde se extrae oro. «Los compradores ya no aceptan nuestra yerba mate«, lamenta.
El hallazgo de este metal en Paso Yobái (210 Km al este de Asunción) hace más de 20 años transformó el pueblo: ahora, uno de cada seis de sus 30.000 habitantes se ha volcado a abrir enormes pozos para vender la tierra con oro.
Pero los agricultores y pueblos originarios se sienten avasallados y exigen que se delimite el territorio minero, una pretensión no negociable para los buscadores.
El lugar «es la cuna de la yerba mate«, afirma el yerbatero de 56 años. Con esta hoja (Ilex Paraguariensis) se prepara una infusión preciada en el cono sur latinoamericano.
Pero «últimamente ya perdió todo el respeto«, prosigue, refiriéndose a los mineros. Las grandes excavaciones ya se realizan a la vera de los caminos, asegura.
Una lucha continua
Después de su charla con AFP, el 27 de marzo, Brítez fue detenido por «coacción grave» en relación a una protesta de los yerbateros, cuando unos 15 de ellos se enfrentaron a un medio centenario de mineros encapuchados que llevaban palos, piedras y hasta armas de fuego, exigiéndoles que desalojaran la zona.
«Les bloqueamos el paso, nos amenazaron con pasarnos encima» con los coches, contó entonces Brítez, quien preside la Asociación de Productores de Yerba Mate.
«Ya destruyeron todo alrededor de Paso Yobái: cauces, nacientes, esterales (pantanos). Por el color, por los peces muertos se descubre la contaminación. Las aguas son rojas…», dijo.
Pequeños grupos de yerbateros acampan en varias zonas para impedir la apertura de más canteras y piletas, de las que se extrae el oro con la ayuda de cianuro o mercurio, dos neurotóxicos, en un proceso llamado lixiviación.
La canadiense Latin American Minerals Paraguay (Lampa SA), que tiene concesión desde 2012, subcontrata a los mineros artesanales.
En 2024, en total se exportaron 600 Kg de oro, generando 260.000 dólares en regalías para el Estado, con una cotización internacional que ronda los 3.000 dólares por onza, dice el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano. «La rentabilidad está garantizada», festeja.
«Anarquía»
La historia de Paso Yobái, una comunidad oculta tras la Cordillera del Ybytyruzú cuyos primeros pobladores encontraron sustento en la yerba mate, cambió cuando un minero artesanal ecuatoriano encontró una pepita dorada en el arroyo Itá a mediados de los años 1990.
Ahora el poblado se ha convertido en un hormiguero donde filas de camiones transportan arena hasta las pilas de procesamiento que, valoradas en 80.000 dólares, reemplazan extensos yerbales por grandes fosas de hasta 80 metros de largo y 10 de profundidad.
Los mineros sostienen que existen menos de 150 excavaciones, pero los yerbateros calculan que son más de 300, la mayoría ilegales. Cada una puede producir 1 Kg de oro en uno o dos meses.
La minería artesanal «es una anarquía» y en ella «está metida mucha gente, empresarios y poderosos políticos», comenta a la AFP el ingeniero agrícola Rubén Irala Galeano.
Su preocupación es compartida por el cacique Nery Cardozo Benítez, de 40 años y líder de la comunidad Mbyá Guaraní: «Los químicos que usan son muy potentes. Se evaporan por el aire y contaminan a nuestros animales«, dice.
En otra aldea, el también líder de la etnia Mbyá Guaraní, Mariano Benítez, repite como una letanía: «Mueren los peces. No tenemos agua potable». Y agrega: «El recurso natural es de todos, no es solo para los ricos ni para las autoridades«.

Mariano Benitez (C), leader of the Mbya Guarani community. (Photo by Daniel DUARTE / AFP)
Competencia
Pero el viceministro Bejarano pide pruebas de esta contaminación. «Hasta ahora, que yo sepa, no hay ninguna denuncia» ante la fiscalía ambiental, responde a una consulta de la AFP. «Lo que hay es una competencia por el territorio«.
Paraguay «no ha realizado un inventario nacional de mercurio», indica en su web el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
Irala, quien como coordinador de la Pastoral Social participa en una investigación de las universidades Nacional y Católica que debe publicarse próximamente, adelanta que se está «cometiendo un crimen ecológico en Paso Yobái«.
Pero el secretario de la Asociación de Mineros, Rubén Villalba, asegura que yerbateros e indígenas carecen de información profesional y científica para sustentar su acusación y comparar el uso del mercurio con el de la lejía para la limpieza: «El Ayudín que se usa en la casa es veneno si se usa mal».
También el viceministro de Minas y Energía opina que el impacto ambiental del oro «es ínfimo».
A ellos Irala responde que hay que reemplazar el cianuro y el mercurio por un producto sintético ecológico y pide que el gobierno se pliegue al Convenio de Minamata que busca eliminar el uso de material tóxico en la minería. El tratado de 128 países, entre ellos Paraguay, entró en vigor en 2017.
De lo contrario «vamos a tener migración forzada«, advierte.
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