México.
El estatus socioeconómico y la humedad del ambiente son algunos de los factores más determinantes para predecir casos de dengue severo en México, según un estudio publicado en la revista científica Ecological Informatics.
Cuando incrementaba la pobreza en el modelo que diseñaron para el estudio la tasa de dengue severo incrementaba en 19,1 por ciento. Por su parte, la humedad estaba asociada a incrementos de hasta 1,7 por ciento para la manifestación más grave de la enfermedad.
Tras hacer un análisis probabilístico de la información recolectada por la Secretaría de Salud de México, los investigadores determinaron las relaciones de riesgo que existen entre factores climatológicos y las distintas variantes del virus del dengue presentes en el país.
Además de la pobreza y la humedad abundante, la baja altitud también es predictiva de una mayor cantidad de casos de dengue severo. Algunas zonas costeras del país que cumplen con estas características fueron identificadas como puntos críticos.
El estudio señala particularmente algunos municipios de Chiapas, Campeche, Quinta Roo y Yucatán como las regiones con más riesgo. En general, el sudeste del país (donde están los estados mencionados) acumula 61 por ciento de los casos de dengue severo.
En sus conclusiones, los autores recomiendan prestar especial atención al estado de Oaxaca debido a sus índices de pobreza y sus condiciones climatológicas. Sin embargo, en la investigación, el estado aparece como una zona en la que los casos de dengue severo son bajos.
Al respecto, Esther Annan, autora líder del estudio e investigadora del Departamento de Bioestadísticas y Epidemiología de la Universidad de North Texas (EEUU), explica que “si no se reportan casos de dengue severo no es porque que no esté presente, sino que es posible que solo haya un serotipo circulando. Así que, en cuanto se introduce una variante, se empiezan a reportar estos casos”.
Se conoce como serotipos a las distintas variantes de un solo microorganismo infeccioso. En el caso del virus del dengue existen cuatro subespecies y cada una tiene ciertas características que pueden impactar en la severidad de la infección que provocan.
El infectólogo mexicano Alejandro Macías explica a SciDev.Net que el dengue es un virus que es más grave, generalmente, cuando ocurre por segunda ocasión. “Entonces, (la enfermedad) se va a volver grave cuando está entrando repetidamente en comunidades y ya está infectando a las personas por segunda ocasión. Ahí es cuando empieza a haber cuadros de dengue grave”.
El investigador mexicano, que no participó en el estudio, resalta que se trata de “un problema que pudiera agravarse en el futuro”.
Otra variable importante es el calentamiento global. Debido a la relación del dengue con factores climáticos, Annan explica que “con el cambio climático son de esperarse variaciones en lugares donde actualmente no tienen dengue”.
Pablo Liedo, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) en Chiapas, que no participó en el estudio, destaca el caso de San Cristóbal de las Casas: “Era un lugar donde no había problemas de dengue y ahora sí los ha habido. Eso habla del desplazamiento que se está dando por el cambio climático”.
Liedo considera que para prevenir la expansión del dengue es necesario invertir en métodos alternativos para el control de los mosquitos de la familia Aedes, los principales transmisores del virus.
Por ejemplo, en ECOSUR utilizan la técnica del insecto estéril donde se usa radiación para esterilizar a grandes cantidades de mosquitos macho que luego son liberados en las comunidades. Al intentar copular sin éxito se reduce la natalidad de los insectos y también la transmisión del dengue.
Para Ariane Dor, también de ECOSUR, el dengue no es un problema de falta de información. En un estudio publicado en el 2020, ella encontró que alrededor del 75 por ciento de los hogares en Tapachula, en Chiapas; y Villahermosa, en Tabasco (México), al sudeste del país, tienen un conocimiento adecuado sobre estos virus y su transmisión. Sin embargo, solo 30 por ciento lleva a cabo prácticas de prevención adecuadas.
Consultado sobre los resultados del estudio, Carlos Félix, del Centro Regional de Investigaciones en Salud Pública de México, explica que en Chiapas “hay muchas personas que no tienen manera de construir dónde guardar el agua, como cisternas tapadas, a las que no puedan tener acceso los mosquitos”.
Liedo destaca también la ausencia de apoyos en instituciones como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. El experto opinó que después de la pandemia por COVID-19 el dengue se ausentó de los Programas Nacionales Estratégicos, los cuales organizan los esfuerzos de investigación en torno a problemáticas nacionales concretas.
Annan y Liedo coinciden en que el dengue es una bomba de tiempo. Por su parte, Macías advierte: “Si dejamos de controlar el mosquito, de investigar, de dedicarle recursos y atención, tarde o temprano nos va a explotar en las manos”.
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