La larva fósil del grupo de los dípteros, al que pertenecen moscas y mosquitos, más antigua del planeta tiene 247 millones de años, más que los primeros dinosaurios conocidos, y fue encontrada en el puerto de Estellencs (noroeste de Mallorca).
El fósil, que fue hallado hace unos años y conserva la estructura de la cabeza, algunas partes del sistema digestivo y el sistema respiratorio, ha sido ahora estudiado con las técnicas más novedosas.
Los autores han descrito un nuevo género y especie: Protoanisolarva juarezi o Larva anisopodoidea primigenia de Juárez, nombre en honor de Josep Juárez, mallorquín que descubrió el fósil durante unos trabajos de prospección.
En la investigación que publica Papers in Palaentology han participado el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y el Museu Balear de Ciències Naturals (FJBS-MBCN).
Asimismo, el Museo Nacional de Historia Natural de la Universidad de la Sorbona (Francia), así como el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (Gran Bretaña).
La larva completa, que es anterior incluso a los primeros dinosaurios conocidos, había dejado una tenue impronta carbonosa en las dos caras que quedaron expuestas al abrirse una roca, señala el CSIC en un comunicado.
El fósil conserva la estructura externa e interna de la cabeza y algunas partes del sistema digestivo.
Y “lo más importante, su sistema respiratorio en forma de espiráculos”, dice Enrique Peñalver del IGME-CSIC y autor principal del estudio.
Ambiente posapocalíptico
Rafel Matamales Andreu, del Museu Balear de Ciències Naturals y otro de los autores del estudio, ha dedicado varios años a desentrañar el ambiente de esa región de Mallorca durante el Triásico.
También a escudriñar los cambios que la región experimentó durante millones de años.
“Si pudiéramos trasladarnos al inicio del Triásico, veríamos una zona de grandes ríos y llanuras de inundación bajo un clima similar al que actualmente encontramos en África tropical, alternando estaciones secas con otras lluviosas”, indica el científico.
Cuando la larva se alimentaba de la materia orgánica del suelo, no hacía muchos millones de años que se había producido una de las mayores extinciones en masa de la historia de la vida.
Esta dio lugar al final del periodo Pérmico, que acabó con más del 80 por ciento de las especies del planeta.
“De alguna manera, hemos podido observar una parte de las adaptaciones al ambiente posapocalíptico de principios del Triásico por los primeros insectos dípteros conocidos”, precisa Ricardo Pérez de la Fuente, investigador del Museo de Historia Natural de Oxford.
Entre esas adaptaciones, destaca un sistema de respiración que “todavía podemos observar en diferentes grupos de insectos actuales”, agrega el científico.
En la actualidad, el fósil está siendo acondicionado en el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont para su custodia permanente en Mallorca.
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