Colombia.

Son una herencia de las excentricidades de Pablo Escobar y un problema que ha ido creciendo con el paso de los años: los hipopótamos de Colombia. En 1981 el narcotraficante trajo cuatro hipopótamos a su hacienda, Nápoles, a 180 km de Medellín. Ahora son más de 90. La mayoría sigue alrededor de lo que era la finca de Escobar, pero un pequeño grupo se aventuró hacia el río Magdalena.

Colombia debate qué hacer con los hipopótamos. Los animalistas insisten en que los animales no son culpables de nada, pero los ecologistas denuncian su impacto en el ecosistema y la fauna local. El decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Los Andes, Daniel Cadena, es partidario de sacrificarlos.

“Es un tema duro desde el punto de vista de opinión pública, pero lo que tenemos que hacer es ser francos y reconocer que hay que hacerlo. Y yo pienso que, desde el papel de la Academia, tenemos que ser capaces de explicar la necesidad de hacer esto. Así pues, nadie se siente feliz, nadie quiere matar a los hipopótamos, pero es el mal menor en un escenario como este”, explicó Daniel Cadena.

La autoridad ambiental ha comenzado a utilizar dardos cargados con un medicamento para esterilizar a los hipopótamos. Las dosis fueron donadas por la Agencia Estadounidense de Protección de Animales (USDA APHIS). Con ellas pretenden controlar el crecimiento de la especie. Pero los hipopótamos se han convertido además en un ícono de los años de Pablo Escobar. Casi 30 años después de que el narcotraficante fuera abatido por las fuerzas de seguridad.

Hay quienes buscan una cría para emularlo. Los expertos consideran que este tráfico de especies exóticas puede agravar el problema. Lejos de su hábitat natural en África, sin sequías, sin depredadores y sin fronteras que logren detenerlos, los hipopótamos seguirán siendo un problema en Colombia. Las esterilizaciones que comenzaron en octubre de 2021 son un intento por solucionarlo.

Por: Deutsche Welle.