California, EE.UU.
Una nueva cepa del virus causante de la COVID-19, detectada por primera vez en California, puede causar la forma más virulenta y mortal de la enfermedad hasta ahora. Y se está extendiendo internacionalmente.
En primer lugar, es importante señalar que al momento de escribir estas líneas, los científicos saben relativamente poco sobre el llamado «coronavirus de California». Existe el temor de que se esté propagando más rápido que otras cepas del coronavirus, que pueda provocar casos más graves de infección, que se requieran más cuidados intensivos y que incluso pueda ser más mortal.
Pero todo lo que tenemos hasta ahora, como información pública, es una preimpresión (‘pre-print’), publicada en una plataforma en línea llamada medRxiv. Una preimpresión es un avance de un estudio que solo detalla los hallazgos preliminares aún no revisados por la comunidad científica. Como tal, se aconseja, por ejemplo, a los médicos que no utilicen ninguno de los datos, tal como están, para tomar decisiones clínicas al tratar a los pacientes. Entonces, lea esto como una descripción general de una información preliminar por confirmar científicamente.
Lo que sabemos hasta ahora
Sabemos que el virus se detectó por primera vez en el sur del estado estadounidense de California. Los científicos afirman que es una variante del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.
Pero, de hecho, puede que haya dos tipos de la nueva variante, con mutaciones ligeramente diferentes. Los dos tipos se conocen como B.1.427 y B.1.429. Aunque en su estudio previo a la publicación definitiva, los autores, todos vinculados al Centro Médico Cedars-Sinaí de Los Ángeles, se refieren a ella principalmente como CAL.20C. Esta «cepa relativamente nueva» está «definida por cinco mutaciones concurrentes».
Mientras que otras cepas recientes de COVID-19, como la variante británica B.1.1.7, explican el aumento de las tasas de infección en otros lugares, los investigadores escriben que «todavía no hay cepas registradas para explicar el alza de casos en Los Ángeles y en California en su conjunto, que actualmente tiene algunas de las tasas de transmisión de COVID-19 en cifras absolutas y per cápita más altas del país». Hasta ahora.
¿Qué hace que CAL.20C sea diferente?
Esta cepa se vio por primera vez en Los Ángeles en julio de 2020. Y luego, nuevamente, en el sur de California en octubre del año pasado. La prevalencia de la cepa ha ido ganando terreno y en diciembre era ya el 24% de todas las muestras, informan los investigadores.
Dentro de los dos grupos de la variante californiana se encuentra la mutación llamada L452R. Se trata de una mutación en la proteína de espiga del virus (a veces conocida como proteína «S»), que es la que permite que un virus infecte una célula humana. Es su puerta de entrada. Y parece que la nueva mutación facilita que la proteína se adhiera a un «receptor viral» en la célula humana y es, además, resistente a ciertos anticuerpos monoclonales que, de otro modo, evitarían que el virus infecte la célula.
Por eso podría afectar incluso a las personas recuperadas de la enfermedad o que ya han sido vacunadas, aunque los autores del informe admiten que «se desconoce en este momento» las consecuencias de la mutación tanto en términos de infecciosidad como de resistencia a los anticuerpos.
Una legión de mutaciones
El SARS-CoV-2 ha estado mutando desde que sabemos de su existencia. La primera mutación o variante significativa del virus se describió como «D614G» a fines de enero, principios de febrero, del año pasado. Esta sustituyó rápidamente a la cepa original, la que se cree que causó el brote de fines de 2019 en Wuhan, y se convirtió en la cepa dominante, extendiéndose a nivel mundial.
En agosto o septiembre de 2020, Dinamarca identificó otra cepa en visones de granja, la variante del «Grupo 5». En diciembre de 2020, quedó claro que las variantes encontradas en el Reino Unido (variante B.1.1.7) y Sudáfrica (variante B.1.351) también eran cada vez más dominantes y se extendían por otros países. Se han detectado otras variantes en Brasil y Japón. Además, no hay una nomenclatura reconocida internacionalmente para referirse a todas ellas.
Pero, como escribe la Organización Mundial de la Salud, todos los virus cambian con el tiempo. Así que, quizá, el único mensaje inequívoco que podemos sacar de todo esto es que no importa qué cepa de coronavirus es la que está afectando a nuestra zona, sino solo que el virus sigue rondando fuera y que hay que hacer todo lo posible para protegernos, a nosotros mismos y a la comunidad global.
Por: Deutsche Welle (DW).
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