Venezuela.

En Venezuela, emprendedores e innovadores se abren paso promoviendo iniciativas que fomentan el reciclaje como un medio para generar ingresos en un país donde además solo se recicla un 5% de las 20 mil toneladas de residuos que se producen a diario.

Según explicaron los emprendedores Gabriel Santana y Alberto Alfonso, fundadores del proyecto empresarial Taller Neo, la idea es crear negocios de triple impacto.

“Otro es poder darle una segunda vida a eso a través de esto es algo que que nos emociona y que sentimos que hay muchas oportunidades porque hay pocas pocas opciones para el que quiera reciclar. De hecho, cuando nosotros subimos a nuestras redes que necesitábamos pendones, saltaron un montón de empresas. Estoy hablando de empresas de publicidad, un banco que está cambiando de imagen y nos ofreció todos sus pendones de la imagen vieja. O sea, hay alianzas y cosas muy interesantes que están sucediendo”, acentuó Alberto Alfonso.

“Al final de cuentas nosotros somos un emprendimiento correcto, pero nosotros también apuntamos a ser una empresa de triple impacto. Nosotros creemos que crear un modelo de negocio que sea capaz de crear impacto a través de lo social, de lo económico y lo ambiental”, dijo Gabriel Santana.

Así surgió la idea de transformar desechos en objetos de valor, como maceteros o lentes hechos de plástico fundido, carteras creadas con mangueras, vasos a partir de botellas de vidrio y zapatos hechos con telas de ropa usada. Y la hicieron realidad hace apenas cinco meses.

“Y por ahora, pues creo que nos gusta pensar que en los cinco meses hemos logrado cierto impacto, pues de una manera ambiental es muy clara. Ya hemos procesado casi 400 kilogramos de plástico, lo hemos reinsertado en la economía”, subrayó Santana.

Por su parte, Michelle Delgado, de 27 años, es el promotor de Recycles un espacio dedicado a recolectar materiales reutilizados que muchos consideran basura y a enseñar a niños y jóvenes sobre el reciclaje y la conservación medioambiental.

“Y realmente el impacto, más allá de medirlo en números, se mide por emoción. Cuando las personas vienen acá y aprenden el proceso de reciclaje, hay personas que ven esto como una salida a ese dolor de cabeza que cada cosa que van a botar va a ser daño al medio ambiente. Aquí lo ven como que ‘¡wow!’ Este es el espacio para poder garantizar que esos residuos van a ser aprovechados correctamente y se va a generar el menor impacto ambiental posible”, destacó Delgado.

Estos emprendedores quieren llevar ese 5% de residuos reciclados a un 95%, pero son conscientes de que se requiere una comunidad entera para poder ayudar y atacar esos problemas más graves.