El nuevo centro de procesamiento de pedidos que Amazon abrió en septiembre en Staten Island, Nueva York, está equipado con robots transportadores: ellos mueven, según un circuito coreografiado por computadora y reajustado constantemente, grandes armarios amarillos que contienen miles de artículos comprados por Amazon, líder de ventas en línea. Para algunos, estos centros ilustran perfectamente el riesgo de que pronto los humanos pierdan su trabajo al ser desplazados por máquinas inteligentes.

Amazon cuenta con más de 25 centros automatizados que le han permitido reducir a «menos de una hora [las tareas] que tomaban más de un día» y ahorrar espacio de almacenamiento, explica Tye Brady, jefe de tecnología de Amazon Robotics. El ingeniero, que ha trabajado en el desarrollo de sistemas robóticos para astronautas, está convencido de que el despliegue de robots «colaborativos» es la clave de la productividad, el crecimiento y los empleos del futuro.

Desde que Amazon se lanzó de lleno en la robótica con la compra del fabricante de robots de logística Kiva en 2012, ha contratado a 300.000 personas para alcanzar actualmente los 645.000 empleados en todo el mundo. «Los datos son indiscutibles: cuanto más robots agregamos a nuestros centros de pedidos, más puestos creamos», agrega, sin mencionar los empleos perdidos en las tiendas tradicionales.

A pesar del entusiasmo de Brady, abundan los críticos de Amazon, pues el rechazo del gigante de Seattle a cualquier representación sindical alimenta la desconfianza. Y es que muchos sospechan que la compañía fundada en 1995 por Jeff Bezos invirtió en robótica para automatizar, eventualmente, muchos puestos hoy en día ocupados por humanos y así aumentar sus ganancias.

Por su parte,  Kevin Lynch, un experto en robótica en la Northwestern University, cerca de Chicago, afirma que el desarrollo de robots colaborativos es inevitable y sin lugar a dudas destruirá puestos de trabajo en Amazon y en otras partes, también está claro que va a crear otros nuevos, pero «es más fácil predecir los puestos que desaparecerán que los que se crearán».

«Los robots y la inteligencia artificial brindan beneficios evidentes para el bienestar y la calidad de vida de la humanidad», sostiene. Pero la distribución equitativa de estos beneficios no lo es tanto, y son necesarias «medidas políticas para garantizar que todos nos beneficiemos de ellos y que no se conviertan en agentes de nuevas desigualdades económicas«.

«Los robots y la inteligencia artificial son inevitables», dice. «La cuestión es saber cómo prepararse».

Por: Catherine Triomphe / AFP