Andalucía, España.

Las aves acuáticas, como las gaviotas, pueden desempeñar un papel importante en el movimiento de contaminantes. Los plásticos y otros desechos, como vidrio y textiles, pueden ser ingeridos en vertederos abiertos y luego expulsados en los lugares donde descansan, sobre todo en forma de gránulos regurgitados.

La ingestión de plásticos es perjudicial para la salud de las aves y puede ser mortal, pero esta biovectorización, es decir, el movimiento por animales, también puede causar problemas ecológicos más amplios por bioacumulación de plásticos en los ecosistemas naturales.

Una investigación centrada en las gaviotas sombrías (Larus fuscus), una de las aves acuáticas más abundantes en invierno en Andalucía, se ha fijado en el papel de estos animales en la dispersión de plásticos en masas de agua naturales.

El estudio, que se publica en la revista Waste Management, se enmarca dentro del proyecto de investigación GuanoPlastic, financiado por la Junta de Andalucía.

“Hasta ahora, los estudios relacionados con el plástico en las aves se han centrado en los entornos marinos y se ha subestimado el papel de las aves acuáticas en lagos y otras masas de agua continentales.

En los últimos años, la acumulación de plástico en humedales ha empezado a recibir más atención”, explica Víctor Martín Vélez, investigador del CSIC que en el momento del estudio trabajaba en la EBD-CSIC y actualmente es científico en el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC).

¿Cómo se realizó el estudio?

Para la investigación, se hizo un seguimiento de 45 gaviotas durante siete años mediante dispositivos GPS que les fueron colocados en sus lugares de cría en el Reino Unido, los Países Bajos y Bélgica.

Los patrones de movimiento se combinaron con recuentos de aves en la laguna de Fuente de Piedra, en Málaga, y estudios dietéticos que analizaban el contenido de las egagrópilas regurgitadas, para estimar la cantidad y los tipos de plástico depositados por grupos de hasta veinte mil gaviotas individuales que invernaban en el lago.

Las gaviotas sombrías son una especie, especialmente abundante en la reserva natural de Fuente de Piedra. Su número ha aumentado desde que se crearon vertederos en muchas partes de Andalucía, donde estas especies se alimentan de forma habitual y donde ingieren plásticos y otros deshechos mezclados con residuos orgánicos.

Los datos recogidos por GPS muestran que pueden volar hasta 80 kilómetros de distancia, hasta Córdoba, la distancia que separa la reserva natural de algunos de los vertederos visitados.

Plásticos, vidrio y textiles

Según los datos adquiridos, el 86 % de las egagrópilas regurgitadas en la laguna contenían plásticos, y el 94 %, otros desechos como vidrio y textiles.

El equipo de investigación incluyó técnicas de laboratorio como la clasificación de plásticos mediante espectroscopia infrarroja con transformada de Fourier (FTIR) para desarrollar un modelo matemático de biovectorización.

Según los cálculos, cada invierno se ha depositado una media de 400 kilogramos (kg) de plástico en el lago, con un pico de 800 kg en el invierno de 2019-2020, compuesto por unos 16 millones de partículas de plástico. El peso de los residuos no plásticos depositados en el lago es aún mayor. El polietileno (54 %), el polipropileno (11,5 %) y el poliestireno (11,5 %) fueron los principales polímeros plásticos de los residuos.

“El nuestro es el primer estudio detallado de esta biovectorización de residuos por gaviotas desde vertederos abiertos a lagos en cualquier parte del mundo”, explica Andy Green, profesor de investigación del CSIC en la Estación Biológica de Doñana.

“Por lo que podemos ver, esta es, con diferencia, la mayor fuente de plásticos que entra en la laguna de Fuente de Piedra”. Una vez en la laguna, es probable que los plásticos se queden allí, ya que no hay desagüe, al ser endorreica, y acaben descomponiéndose en microplásticos que afectan a otra fauna, incluidos los flamencos.

En toda Europa y en muchas partes del mundo, las gaviotas buscan comida en los vertederos o en otras fuentes de residuos humanos, y luego descansan en lagos y otros humedales de forma similar, y este estudio cuantifica lo que probablemente sea un problema generalizado para las zonas naturales.

“Cuando tiramos plásticos, es probable que algunos de ellos acaben siendo transportados por las aves a los humedales. Es otra razón por la que debemos reducir la cantidad de residuos plásticos que generamos”, explica el investigador.