Panamá.

Panamá tiene un gran problema de salud pública, un enemigo invisible, pero muy presente que afecta a todos y principalmente a quienes viven en la ciudad capital: el ruido.

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ruido por encima de los 65 decibeles (dB) como contaminación acústica. Lo más preocupante es cuando ese ruido sobrepasa los 75 dB, ya que a partir de allí comienza a ser nocivo para la salud, no obstante, si el ruido está por encima de los 120 dB empieza a ser doloroso.

Desde el año 2003, la revista de investigación Tecnociencia de la Universidad de Panamá, publicó un artículo realizado por el Departamento de Física acerca del Nivel de Ruido de la Ciudad. Dicho estudio que se realizó durante todo un año, tomó como puntos de referencia varios centros hospitalarios, educativos, habitacionales y religiosos. Al final de la investigación se concluyó que el nivel sonoro promedio de mayor valor en uno de los puntos llegó hasta los 88 decibeles (dB) en pleno horario matutino, lo cual, desde hace casi 20 años, ya era perjudicial para la salud.

Asimismo, en 2009 se concluyó que Panamá no escapaba de la contaminación acústica producto del elevado tráfico vehicular en la ciudad, y que, además, los niveles registrados en el estudio (todos por arriba de los 70 dB) estaban por encima de los niveles recomendados por la OMS, de acuerdo con el estudio “Monitoreo de la Contaminación Acústica en sitios críticos de la Ciudad de Panamá 2007”, realizado durante un año y medio por la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad Tecnológica de Panamá con apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencias, Tecnologías e Innovación (SENACYT).

Al respecto, el doctor Ahmed Vielgo, especialista en otorrinolaringología y actual miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Panameña de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, comenta que desde hace muchas décadas se han realizado estudios para saber el impacto que tiene el ruido en la salud del ser humano, sin embargo, cuando se habla de efectos secundarios generados por una exposición prolongada, se debe dividir en dos tipos: aquellos que afectan directamente al oído, y los que impactan en otros órganos.

“Primero debemos entender que las lesiones en el órgano auditivo no ocurren tan rápido, ya que la persona tiene que estar expuesta al ruido constantemente y por periodos prolongados. Por eso la gente más afectada es la que trabaja durante muchos años en las industrias donde no se utilizan protectores auditivos, lo que termina ocasionándoles sordera. Es por esto, que debemos tener muy en cuenta, que la afectación en el oído es crónica e irreversible”, señala el especialista.

De igual forma, Vielgo recalca que debemos comprender que la contaminación acústica puede afectarnos de manera crónica (cuando el órgano auditivo es expuesto durante muchos años y a una intensidad por arriba de lo recomendado por la OMS) o aguda (cuando las personas se exponen a ruidos de momento, por dos horas o menos).

“Las afectaciones agudas producidas por el exceso de ruido pueden ocasionar alteraciones en el sistema nervioso central, el sistema gastrointestinal, puede generar dolores de cabeza, aumento de la presión arterial, ansiedad, taquicardia, sudoración, gastritis. Hay gente que incluso manifiesta tener colitis, y en ocasiones también ha provocado infartos, en algunas personas que han estado expuestas gradualmente a sonidos intensos, que obviamente son ruidos perjudiciales para el cuerpo”, señala el otorrinolaringólogo.

Las declaraciones del doctor Vielgo concuerdan con un artículo científico publicado en la Revista de Salud Ambiental de la Sociedad Española y Portuguesa de Sanidad Ambiental, titulado “Efectos de la Contaminación Acústica sobre la Salud”, en el cual se enlistan una serie de efectos adversos causados por el ruido sobre la salud de las personas.

Entre los efectos adversos que se destacan en este artículo publicado en el año 2007 están: los efectos sobre la audición, el sueño, la función cardiovascular, efectos hormonales, digestivos, sobre la salud mental, e incluso sobre el aprendizaje y la conducta.

El ruido, como se explica en este artículo científico, perjudica el rendimiento de los procesos cognitivos, sobre todo, de aquellos que necesitan de más complejidad, como la lectura y la memorización. Lo más preocupante es que los principales afectados por esto son los niños, quienes están en las etapas más cruciales del neurodesarrollo.

Para la presidenta de la Fundación Oír es Vivir, Giovanna Troncoso, los efectos adversos de la audición no se toman en serio, porque las personas adultas generalmente desconocen qué tan perjudicial puede ser para ellos exponerse de manera frecuente a ruidos intensos, y por ende, esto hace que ellos tampoco protejan a sus hijos.

Troncoso asegura que actualmente en las escuelas, hace falta que se enseñe acerca de la importancia de la salud auditiva, para que los padres también puedan hablar del autocuidado con los niños; ya que el ruido no solo causa pérdida irreversible en el canal auditivo, sino que además es altamente perjudicial para la salud en general.

“El ruido es un factor determinante para generar estrés, además perturba el sueño, ese sueño reposado y con las distintas etapas REM (movimiento ocular rápido), que uno debe tener en la noche para poder descansar bien. También se sabe que la contaminación auditiva genera actitudes agresivas, irritabilidad, alteración en la secreción de adrenalina, fatiga, neurosis, depresión, zumbidos permanentes en los oídos (Tinnitus), trastornos en el sistema neuronal y otros sistemas”, enfatiza la presidenta de esta fundación.

Legislaciones en el país

Actualmente en Panamá, gran parte de la contaminación acústica proviene de la cantidad del tráfico vehicular, la utilización de dispositivos sonoros en alta intensidad dentro de varios transportes colectivos, la construcción de edificios o residenciales cerca de lugares habitados, e inclusive el uso de bocinas y alto parlantes en barrios, por parte de personas que escuchan música a todo volumen a diferentes horas del día (principalmente en la noche y parte de la madrugada).

Lo más preocupante de toda esta situación es que en varias partes del país ya existen algunos decretos o leyes alcaldicias que regulan ciertas actividades que generen ruido, como el acuerdo 141 del 23 de septiembre de 2014 del Consejo Municipal de Panamá, que además dicta medidas para la prevención del ruido; sin embargo, son pasadas por alto por la mayoría de la población, y las autoridades tampoco le prestan atención al asunto.

Debido a esta situación, el diputado Juan Diego Vásquez el 25 de octubre del año pasado, presentó el anteproyecto ley 171 que busca establecer medidas para el control del ruido dentro de todo el país.

El diputado comenta que hasta el momento no existe ningún decreto o ley tan desarrollado, ni tan claro, como lo que se plantea dentro del actual anteproyecto, principalmente porque muchas de las legislaciones anteriores siguen el código sanitario que data de la década de 1940, y por lo tanto, es un código sanitario muy antiguo, que tenía una cantidad de decibeles que no están acordes con la época en la que vivimos.

“Evidentemente ya hay decretos que hablan de este tema en varios municipios a nivel nacional, sin embargo, esta ley marcaría una nueva base en el ordenamiento jurídico para que los municipios tengan que cumplir con las normas actuales y evitar que haya variaciones o desacuerdos en lo que se debe hacer en un lugar u otro. De igual manera, esto ayuda a que las autoridades puedan delimitar de forma clara las responsabilidades que cada uno tiene dentro de este tema”, señaló el diputado.

La coordinadora Nacional de control de ruido y calidad de aire del Ministerio de Salud (Minsa), Fanny Castillo asegura que hay varias fallas con los decretos que existen actualmente, ya que las sanciones son tan bajas que tranquilamente quienes las incumplen, no tienen mayor problema en volver en pagar las multas constantemente. Ahora, gracias a este proyecto se tomarán en cuenta varios factores que aumentarán las sanciones, y por ende las personas evitarán incurrir en la ley.

“Hay varios asuntos que a nosotros como Ministerio se nos escapan de las manos, como por ejemplo, los problemas de ruidos entre vecinos, ya que muchas quejas se realizan en horas de la noche cuando algún vecino enciende el equipo de sonido a todo volumen, lo que perjudica a varios en esa comunidad, y lastimosamente, nosotros tenemos horario de oficina, por lo que en horas nocturnas regularmente no trabajamos. Sin embargo, gracias a esta ley, vamos a delegar responsabilidades a los gobiernos locales, a los municipios, lo que nos permitirá dar respuestas tal y como la ciudadanía lo exige”, declara.

Recomendaciones para el cuidado auditivo

Según la OMS, en esta época la juventud está muy amenazada por el ruido, y más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de padecer de pérdida auditiva, debido a prácticas de audición poco seguras como, por ejemplo, la utilización prolongada de audífonos sin casi descanso.

Es por esto, que el autocuidado tiene un papel muy importante en la prevención de enfermedades a causa de la contaminación acústica. Por lo tanto, se recomienda que las personas adultas vayan a realizarse una audiometría una vez al año, en donde se medirá la frecuencia, la intensidad, etc. de manera tal que el profesional pueda decir cómo está nuestra audición en ese momento.

Giovanna Troncoso, comenta que los estudios anuales, además, permiten que el profesional pueda realizar una otoscopia para determinar que el canal auditivo esté limpio (ya que a veces puede haber un exceso de cerumen, o de algodón proveniente de la mala práctica de introducir palillos de oídos internamente, y esto hace que el paciente piense que ha perdido la audición por otras causas), y que no se hayan perdido niveles importantes de audición. “Si realmente ha habido pérdida auditiva, entre más temprano se trate, más éxito hay en que no haya otras posibles afecciones”, puntualiza.

Por otra parte, el doctor Ahmed Vielgo explica que la utilización de los audífonos puede ser segura si no se usan por más de dos horas seguidas y con una intensidad que no sea mayor a los 60 dB (equivalente a la conversación entre dos personas). “Es bueno si lo usas durante una hora, media hora, te los quitas, descansas, realmente allí es donde está el balance, porque si los utilizas de manera prolongada y con una intensidad alta, eso es lo que te va a producir la afectación” recalca.

El próximo 3 de marzo se celebrará el Día Mundial de la Audición, y la OMS para este año tiene el lema: “Para oír de por vida, ¡Escucha con cuidado!”. Dentro de esta campaña se nos exhorta a escuchar de manera segura, por ello es importante mantener el volumen bajo, utilizar tapones para los oídos en entornos ruidosos, limitar el tiempo dedicado a actividades ruidosas, utilizar aplicaciones de teléfonos portátiles para controlar los niveles sonoros y hacerse revisiones auditivas periódicas.

Otra fecha importante es el 27 de abril, en el que se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, con el lema: ¡Proteja su audición, proteja su salud! Este día fue fundado por el Centro para la Audición y Comunicación (CHC, por sus siglas en inglés), quien nos instan a ser agentes de cambio, siendo conscientes de los peligros que causa la contaminación acústica, enseñándole a otros para que también entiendan las repercusiones, y abogando a los gobiernos a hacer importantes cambios a nivel legislativo para gestionar el exceso de ruido.

Por: Diana Barría Eysseric / Periodista del Postgrado en ‘Periodismo 4.0’ © del Instituto de Investigaciones Aplicadas, iiafEC, Panamá.