Bolivia.

Pablo Mata perdió la mano derecha y la visión hace siete años, cuando manipulaba una dinamita en una mina en Bolivia. Hoy puede tocar la guitarra gracias a una prótesis creada, según cuenta, por un juguetero.

“Le he hallado mucho más a tocar la guitarra y más nítido gracias a la prótesis. Y para mí es un regalo muy grande que Juan Carlos y Roly me han hecho”, dijo Pablo.

Roly Mamani es el juguetero e ingeniero detrás de las prótesis 3D que crea con ayuda de su hermano fisioterapeuta, Juan Carlos.

Roly comenzó a construir juguetes con apenas seis años, pues su familia no tenía dinero para comprárselos, y hace una década, abrió su taller para fabricar robots con fines lúdicos y educativos. Pero cuando conoció la historia de un campesino sin manos, decidió usar su conocimiento para ayudar a otras personas que no tienen los recursos para comprar una prótesis, en un país donde el sistema público de salud no cubre esa necesidad.

La ciencia es como un súper poder, el cual te permite hacer cosas que realmente te hacen sentir muy bien, te hacen sentir poca impotencia al momento de querer llegar a generar una solución. En el caso de nosotros, la tecnología con la robótica nos ayuda a crear cualquier cosa”, dijo Roly.

En su taller, Mamany llega a producir 6 prótesis al mes y desde que comenzó con esta tarea, ya ha entregado más de 400.

Cuando era adolescente, Marco Antonio Mina, realizaba un trabajo de albañilería cuando sufrió una descarga eléctrica que le cercenó el brazo izquierdo y le atrofió la mano derecha.

“Hay veces, como aquí (señaló), que tengo una herida y se me cuela o se queda dormido y después de agarrar una hora el micrófono, ya no lo puedo ni bajar o me duele. Ahora, ya con esto, hay una facilidad de hacer el movimiento, inclusive entre dejarlo ahí ya no se me hace más fácil para agarrar el micrófono y cantar”, dijo Mina.

Hay más de 36 mil personas con discapacidad física y motor en Bolivia, según el Comité Nacional de Personas con Discapacidad.