España.-

En 2008, al comienzo de la “gran crisis”, Álvaro Beltrán creó la empresa Ónix Solar, y hoy es el único fabricante español de células solares que queda.

Su vidrio fotovoltaico genera electricidad en edificios, no en parques solares. 98 por ciento de los paneles transparentes que vende son exportadas al extranjero, pues en España no hay seguridad de planificación.

Con el cambio de Gobierno a uno socialista, se abolió rápidamente el “impuesto solar”, una tasa de castigo para quienes producían energía solar para autoconsumo.

Hay varias razones ideológicas para que el Gobierno anterior penara la pequeña y descentralizada generación de energía solar, por eso no resulta sorprendente que el lento retorno a la energía de este tipo, comenzará con grandes plantas.

El anterior Gobierno autorizó, en total, cinco gigavatios que deberían entrar en la red gubernamental en los años venideros.

Cuando se despenalizó el uso de esta energía explotó la demanda, lo cual ha sido aprovechado por empresas que antes sobrevivían con pequeños proyectos agrícolas.

Lo que llama la atención es que las empresas interesadas en generar su propia energía, no lo quieren hacer sobre grandes extensiones de terreno, sino en techos y fachadas.

Las células solares han retornado y aparecen cada vez más en tejados de casas particulares y oficinas, lo cual para España es una excelente noticia: solo así conseguirá el país alcanzar sus metas climáticas.

Por: DW