Hasta que la vida nos separe: crisis del matrimonio

México.-

Anteriormente se esperaba que los eventos tuvieran una constancia, me refiero desde lo familiar, social, económico. Se pensaba que la vida debía planearse a 20, 30, 40 años y por lo tanto no representaba un estigma generar relaciones a largo plazo.

Actualmente nuestras necesidades son inmediatas, no hay tiempo para esperar, por lo tanto nuestras relaciones son más de “conexión”, digamos que te conectas y desconectas fácilmente.

Esto tiene un peso simbólico diferente en la forma en como conceptualizamos nuestro tiempo, tenemos prisa para todo, nada satisface nuestros deseos.

Una vez que obtenemos nuestro título de Licenciatura, se nos dice que necesitamos uno de Maestría, Doctorado y nos pasamos en una carrera continúa.

Este tipo de vida económica, capitalista, postmoderna tiene una serie de impactos en la forma en que nos vinculamos con los demás, de tal manera de que ya no nos interesa formar una comunidad porque ahora somos nuestra propia comunidad, por lo tanto le damos la espalda a los demás.

De esta manera la ya no buscamos generar un proyecto de vida con una persona en específico, solo nos interesa estar con una persona mientras nos satisface, se vuelve entonces, epítome de nuestro placer.

Desde esta misma perspectiva como ya no obtenemos los satisfactores que nos hacen falta: emoción, adrenalina, placer ya no nos interesa permanecer con la persona a largo plazo.

Hay un descreimiento del matrimonio como estructura social fija para determinar la forma de relación amorosa.

Hoy en día parece que un verdadero acto contracultural casarse porque representa un compromiso para el resto de nuestras vidas, cuando en el fondo pensamos «sí, pero hasta que la vida nos separe”. Ricardo Trujillo Correa, Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Por: NOTIMEX