Francia.
La Catedral de Notre-Dame de París volvió a abrir sus puertas al mundo. Cinco años y medio después de su dramático incendio, decenas de dignatarios mundiales asistieron a la ceremonia de reapertura de la Catedral Gótica más famosa del mundo, construida hace más de 860 años.
Los bomberos y los artesanos que trabajaron en la reconstrucción fueron ovacionados al desfilar entre monarcas, presidentes y jefes de gobierno. La ceremonia fue un momento de alivio para el presidente Emmanuel Macron, que puso todo su empeño personal en esta ambiciosa reconstrucción, pero que está confrontado a una grave crisis política.
Entre los cerca de 1.500 invitados estaban el presidente electo estadounidense Donald Trump y el mandatario ucraniano Volodymyr Zelensky. También se encontraba el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica, el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank Walter Steinmeyer y el multimillonario Elon Musk.
El Papa Francisco no estuvo presente, aunque envió un mensaje en el que expresó su deseo de que la reapertura pueda constituir un signo profético de la renovación de la iglesia en Francia. También manifestó su voluntad de que la Catedral siga acogiendo generosa y gratuitamente a los visitantes, ante los planes evocados en círculos gubernamentales culturales franceses de cobrar una entrada.
La renovación fue costeada con masivas donaciones provenientes del mundo entero, en particular de Estados Unidos.
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