Francia.
Música, el alimento del alma en tiempos de penurias y confinamiento: es lo que ofrece la chelista Camille Thomas a los parisinos desde el tejado del Instituto Francés de la capital gala, un exquisito cádiz de ravel, acariciando las cuerdas de un Stradivarius del siglo XVIII.
“Hoy es un alimento. Es mucho más que un simple divertimento, pero el alimento que aporta al alma al escuchar a un músico tocando y recibir su belleza, eso es lo que nos permite aguantar los momentos más difíciles”, expresó Camille. La pieza central de voz y esperanza del segundo disco de la artista, está escrita por un compositor turco, se trata de una súplica para acabar con la violencia en el mundo.
Por: Euronews
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