Argentina.

Sobre el acuífero guaraní en la Provincia argentina de Misiones, se encuentra la comunidad puente quemado 2. Sus habitantes no han contraído el COVID-19, pero están preocupados porque las plantas medicinales que normalmente utilizan para protegerse son cada vez más difíciles de encontrar.

“Usamos medicina que proviene de nuestras plantas para curar las enfermedades respiratorias, pero ahora queda poco por la tala del bosque y los incendios de pino de los últimos meses. Cuando hay incendios no podemos respirar bien y si nos da COVID-19 creemos que eso podría empeorar nuestra salud”, comentó un integrante de la comunidad.

En los últimos años se instalaron empresas transnacionales que producen celulosa para la exportación de papel. El papel es una de las cinco industrias más perjudiciales para el medio ambiente, especialmente para el agua. Además, la plantación a gran escala de pinos no autóctonos aumentó el riesgo de incendios forestales. Las comunidades indígenas se ven aún más presionadas.

Que una comunidad indígena habite en 5 hectáreas rodeadas de plantaciones de pinos no autóctonos, es grave. Además, si llegan a enfermar será difícil que se recuperen pronto, pues los hospitales les quedan lejos. Las autoridades locales aseguran intentar proteger a las comunidades vacunándolas contra el COVID-19. Pero a pesar de los esfuerzos por llevar las vacunas a zonas remotas, algunos miembros de las comunidades confían más en sus tradiciones.

Con una ceremonia en la que se danza, invocan la protección de sus dioses. “La tierra ha sido nuestra durante generaciones y la cuidamos. Porque solo podemos vivir con la naturaleza y así todos sobrevivimos. Somos un pueblo que estuvo aquí mucho antes que nadie”, expresó una mujer de la comunidad. La comunidad espera conservar su territorio y protegerse de enfermedades manteniéndose unida, aferrada a sus creencias y tradiciones.