Así concluye un estudio efectuado en Costa Rica por investigadores estadounidenses, costarricenses y suecos, publicado en Occupational & Environmental Medicine.

Mediante el análisis de siete plaguicidas y dos contaminantes del tipo de los hidrocarburos aromáticos policíclicos en muestras de orina de 266 mujeres, a las que también se les aplicó una detallada encuesta, los autores evaluaron las consecuencias de la exposición ambiental a contaminantes.

Las participantes fueron seleccionadas del Programa Infantes y Salud Ambiental realizado entre 2010 y 2017 que estuvo centrado en el seguimiento de mujeres embarazadas de escasos recursos económicos (y posteriormente de sus hijos, desde el nacimiento hasta los 5 años de edad) habitantes de áreas cercanas a plantaciones de bananas en el cantón de Matina, en Costa Rica.

Tras analizar la ocurrencia de cuadros respiratorios y alérgicos entre las participantes, se correlacionaron con la exposición a pesticidas (de uso residencial, para el control de vectores, y los aplicados en cultivos) y otras exposiciones ambientales, como el humo generado por la quema de residuos (residenciales e industriales) o de biomasa para cocinar.

Mediante modelos probabilísticos, los investigadores evaluaron la asociación entre la exposición ambiental ocupacional o residencial y afecciones a la salud como sibilancias, asma diagnosticada por el médico, asma basada en síntomas (autodiagnosticada), rinitis, eczema y erupciones en la piel.

Un tercio de las participantes del estudio reportaron haber trabajado en la agricultura (incluyendo bananera) en los tres años anteriores a la encuesta de salud. Alrededor de la mitad de las mujeres informaron haber utilizado plaguicidas en su hogar (52 por ciento) o haber estado expuestas a la fumigación de plaguicidas para el control de vectores, por parte de las autoridades sanitarias, en los últimos seis meses.

La quema de residuos fue frecuente; el 63 por ciento de las mujeres informó que el humo llegaba a su domicilio diaria o semanalmente. También fue habitual la exposición a plaguicidas: más del 99 por ciento de las muestras analizadas presentaron concentraciones detectables de todos los compuestos incluidos en el estudio.

“La prevalencia de asma en la población estudiada fue mayor que en otras comunidades. Actividades comunes como la quema de desechos en la comunidad contribuyeron al riesgo de asma”, dice la autora principal, Jane Hoppin, del Centro para la Salud Humana y el Ambiente de la Universidad de Carolina del Norte en Raleigh, Estados Unidos.

Si bien el tamaño relativamente pequeño de la muestra podría ser considerado una limitación, Hoppin señala que, en concordancia con otros estudios, “nuestros resultados indican que la exposición al humo de la quema de residuos se relacionó con mayor cantidad de síntomas de asma”.

Con respecto a los plaguicidas, la especialista destaca las dificultades de dar seguimiento durante un lapso tan prolongado como el estudiado a un número mayor de participantes para entender los impactos en su salud.

Por ello considera, que: “Dado que la exposición a los plaguicidas está mayoritariamente fuera del control de las mujeres, los esfuerzos por limitarla deben continuar, sin esperar a disponer de datos definitivos”.

“Los resultados de nuestro estudio concuerdan con otros a nivel mundial y proporcionan información sobre sustancias químicas que no se utilizan comúnmente en otros lugares”, subraya.

Hoppin, junto a otra de las autoras de la investigación, Berna van Wendel de Joode, de la Universidad Nacional de Costa Rica, afirma que es importante considerar que muchas de las mujeres incluidas en el estudio no trabajan en las plantaciones bananeras, sino que viven en medio de las plantaciones y están expuestos a plaguicidas en sus actividades cotidianas.

“Observamos que las mujeres que trabajaban en las plantaciones de bananas (probablemente en las áreas de envasado) tenían más probabilidades de sufrir afecciones alérgicas cutáneas. Además, constatamos una correlación entre el uso de tiabendazol, un fungicida aplicado en la planta de envasado, y síntomas de (padecer) asma”, dijeron por correo electrónico las especialistas.

Ambas investigadoras enfatizan la necesidad de “realizar esfuerzos para reducir la exposición cutánea a los plaguicidas durante la producción de bananas a fin de disminuir el impacto en la piel y la salud respiratoria de las trabajadoras”.

Alejandro Oliva, director del Programa de Medio Ambiente y Salud del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario, en Argentina, destaca “lo exhaustivo de la investigación y el análisis de variables efectuado que reflejan un impacto central de la salud presente y futura”.

Oliva resalta que “el análisis del impacto de síntomas respiratorios y dermatológicos que reflejan el estado del sistema inmunológico es central, tanto por los síntomas actuales como por el desarrollo futuro de patologías relacionadas”.

Asimismo, Oliva, que tiene a su cargo la secretaría ejecutiva de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro, en Argentina, dice que otro logro de la investigación es haber centrado el estudio en mujeres.

“El estudio del impacto ambiental y ocupacional de factores ambientales debe ser siempre diferenciado por sexo o género, ya que existen importantes diferencias entre ellos, desde el punto de vista metabólico, inmunológico, de exposición y de hábitos, entre otros, que llevan a que las respuestas a las mismas variables sean diferentes”, resalta.

Enlace a la investigación en Occupational and Environmental Medicine

Por: SciDev América Latina | Claudia Mazzeo