España.
Recuperar la memoria y el recuerdo de quienes lo han perdido casi todo es el motor que impulsa a un centenar de estudiantes y titulados de la Universitat Politècnica de València (UPV). Desde el lunes 4 de noviembre, se han dedicado a restaurar fotografías dañadas por los efectos de la DANA ocurrida el pasado 29 de octubre. Estas imágenes, cubiertas de barro y agua, son lavadas cuidadosamente en un laboratorio de campaña instalado junto a la Facultad de Bellas Artes, en el campus de Vera.
“Una foto no debería lavarse, porque la mayoría son de gelatina, y cuando la mojas se hincha y se deforma”, explicó Pilar Soriano, docente.
“Sin embargo, han estado sumergidas en agua y barro, lo que hace imprescindible limpiarlas para evitar hongos. Las tratamos en cubetas con agua cada vez más limpia, las tendemos y recuperamos lo que se puede”.
El proyecto, coordinado por Estehr Nebott, profesora de restauración de fotografía, cuenta con el apoyo de las cinco universidades públicas de la Comunidad Valenciana, el Consejo Internacional de Museos, el Grupo Español de Conservación y el Museo Valenciano de Etnología.
Además de limpiar y secar las fotografías, el equipo realiza copias digitalizadas de las imágenes, devolviendo tanto los originales restaurados como las copias a las familias afectadas.
“Es como ayudar a preservar la memoria”, comentó Ainara Navarro, una de las estudiantes voluntarias. La tarea es emocionalmente intensa. “Es un desgaste emocional”, agregó Navarro. “La familia ha perdido tanto, pero podemos intentar salvarles esto. Es nuestra forma de ayudar a conservar sus recuerdos”.
Para Jorge Ferrer, otro estudiante involucrado, el trabajo tiene un impacto similar al de estar en las zonas afectadas. “Al final, en parte te sientes igual que cuando estás allí sacando barro, porque ayudas a restaurar recuerdos valiosos para las familias”.
El esfuerzo colectivo de este grupo no solo recupera imágenes, sino también las emociones y las historias que estas representan. En palabras de Marta García, voluntaria: “Es un gran alivio y una satisfacción poder recuperar parte de la felicidad que estas familias están perdiendo”.
Este proyecto solidario, que une a instituciones académicas, museos y voluntarios, es un ejemplo de cómo la cultura y la restauración pueden tender un puente entre la pérdida y la esperanza. Conservar los recuerdos es conservar el pasado, un legado que vivirá de generación en generación.
Por: UPV.