República Dominicana.

Un joven haitiano recorre las calles de Santo Domingo, República Dominicana, para atender a sus compatriotas que son VIH+. Él es voluntario de la Red Dominicana de Personas con VIH que, entre otras labores, lleva los medicamentos y da seguimiento a los migrantes en su propia casa. Se ha encontrado con casos donde mujeres haitianas no revelan su estatus a sus maridos por temor a una agresión.

La estigmatización y la falta de recursos para acudir a las consultas, más el miedo a ser detenidos por las autoridades, hace que la población haitiana en situación irregular esconda su condición seropositiva. Dulce Almonte comenzó a trabajar en la asociación desde el año 2000 cuando fue diagnosticada con VIH, y ahora es la presidenta.

República Dominicana ofrece atención gratuita a cualquier persona seropositiva, pero cuando las personas presentan otro tipo de patologías no son atendidas por las unidades de atención integral por ser indocumentados.

En los barrios donde se concentra un gran número de población de migrantes haitianos es patente la discriminación social e institucional, pues el gobierno dominicano ha prestado escaso interés a estos migrantes como cuenta la hermana oblata Rita, quien ha trabajado en el suburbio durante años. “Las mujeres sienten miedo, principalmente por la barrera del idioma y la dificultad que esto representa para comunicarse. Aquí hay pocas oportunidades, sobre todo para las menores quienes son las más expuestas a la prostitución”, explica la hermana Rita. Esta marginalidad hace que las mujeres accedan a la explotación sexual: en lugares turísticos es habitual encontrarse con haitianas como sexoservidoras, asumiendo cualquier riesgo por 15 dólares.

En su centro, las hermanas oblatas brindan apoyo psicológico a mujeres haitianas. Se estima que 160 haitianos son portadores de VIH: dos por ciento de prevalencia en el país de Latinoamérica con la tasa más alta. Una epidemia que afecta especialmente a niños; ocho mil 700 casos ante un gobierno haitiano sin capacidad de respuesta. 

Por: Deutseche Welle