Uruguay

Guardado como un secreto en el corazón de la Tierra y rearmado pieza por pieza, tras una compleja extracción, el excepcional cráneo de un perezoso gigante hallado al sur de Uruguay es el nuevo boleto con el que el Museo de Historia Natural del país invita a viajar a la Edad de Hielo.

A verdaderos pasos agigantados, se movía por bosques y praderas de Sudamérica, sirviéndose de sus enormes garras para alimentarse de plantas y raíces. Así vivía hace unos 15.000 años el Megatherium, un espécimen más de la megafauna que habitó en el planeta en los tiempos de los primeros homínidos.

Habla el paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, el uruguayo Washington Jones: “Es un material excepcional, porque a pesar de que es un animal que se encuentran muchas partes de su esqueleto por toda Sudamérica. El cráneo es especialmente raro en forma completa”.

Acotada en espacio, pero cargada de información, la muestra del Museo Uruguayo dedicó una de sus carteleras a la historia de una especie con arraigo en la actual región del Río de la Plata, pues, según explica Jones, el primer esqueleto de Megatherium americanum fue descubierto en Luján, Argentina en el siglo XVIII. “Se dio cuenta de que aquel gigante que se tejían historias que podía hacer de los gigantes de la Biblia o vaya a saber qué otra cosa medio extraña, en realidad era un animal gigantesco, pero que tenía toda la anatomía, todos los signos anatómicos que lo podían vincular con los pequeños perezosos arborícolas que viven en la selva sudamericana”, explicó Jones.

Para probar lo enmarañada que es la historia, el paleontólogo resalta asimismo mismo que el Museo Nacional de Historia Natural tiene en su sala del presente muestras de la planta Ibicela lutea, conocida como «Cuerno del diablo», cuyo origen también se remonta al Pleistoceno, período de la Edad de Hielo y se vincula con estos animales.

Jones indica que el fruto de la planta tiene hasta hoy cuernos o pinchos que se enganchaban en el pelaje de vacas o caballos, pero que en un principio lo hacía en el de aquellos megaterios o mastodontes; transporte que ayudaba a dispersar sus semillas.