Estados Unidos.

Este martes  despegó desde la base espacial de Cabo Cañaveral, en Florida (EE UU), un cohete Falcon 9 de la compañía estadounidense SpaceX con 113 satélites. Entre ellos figuraba Menut, un nanosatélite de observación de la Tierra que ya se encuentra en su órbita, a 538 km de la superficie terrestre.

Impulsado por la Generalitat de Catalunya y el Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC), y desarrollado por la empresa Open Cosmos, es el segundo nanosatélite que el Govern pone en órbita en el marco de la Estrategia NewSpace de Catalunya, y el primero que tiene como misión la observación de nuestro planeta para contribuir a mejorar la gestión del territorio y ayudar a controlar y combatir los efectos de la crisis climática.

Menut, que fue bautizado con este nombre por los niños de Cataluña, es un CubeSat de seis unidades y menos de 10 kg de peso que orbitará alrededor a una velocidad de unos 8 km por segundo y pasará por encima de Cataluña cada 5 días aproximadamente.

El nanosatélite cuenta con una cámara de última generación que le permitirá grabar desde el espacio, imágenes de 5 metros de resolución de cualquier lugar del planeta, aunque priorizará la obtención de imágenes del territorio catalán que, después de ser analizadas y tratadas con las últimas tecnologías de inteligencia artificial, permitirán monitorizar el impacto del cambio climático.

Monitorizar la superficie terrestre

A partir de los datos aportados por ‘Menut’, se busca implementar casos de uso relacionados con el análisis de la productividad de los cultivos y de los suelos, prevención y detección de incendios forestales, planificación y supervisión del desarrollo urbano y rural, gestión del agua, y seguimiento, control y protección del medio y de la actividad marítima. Sin embargo, antes de comenzar a dar servicio, el nanosatélite tendrá un período de pruebas de calibración y puesta en marcha de sus sistemas de unas 4 semanas.

Todos los datos recogidos por Menut serán transmitidos a la estación terrestre para satélites del Observatorio del Montsec, en Sant Esteve de la Sarga, en el Pallars Jussà (Lleida). Está gestionada por el IEEC junto con el NanoSat Lab de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). El satélite operará por un período de 2-4 años y después se forzará su reentrada a la atmósfera y posterior desintegración.

El consejero de Empresa y Trabajo de la Generalitat de Catalunya, Roger Torrent i Ramió, señaló tras el lanzamiento: «No nos detendremos aquí. Durante la primera parte de este 2023 podremos adjudicar y hacer la puesta en órbita del tercer nanosatélite de la Estrategia NewSpace de Catalunya, dedicado a comunicaciones IoT (internet de las cosas)”.

El otro instrumento español que ha despegado en el cohete de Space X es la cámara infrarroja DRAGO-2, desarrollada por el equipo de IACTEC-Espacio e integrada en el portador de satélites ION-SCV 007 Glorious Gratia de la empresa italiana D-Orbit.

DRAGO-2 (Demonstrator of Remote Analysis of Ground Observations) es una cámara espacial que opera en el infrarrojo de onda corta, y que también está diseñada para la observación de la Tierra. Es el modelo sucesor de DRAGO-1 que se puso en órbita hace dos años. 

La fundamental mejora es la resolución: se pasa de 300 metros por cada píxel a 50 metros por cada píxel. Con DRAGO-1 se veía un área de unos 190 kilómetros, como Tenerife y Gran Canaria, mientras que con DRAGO-2 se puede ver el pico del volcán del Teide y parte de la Orotava con mayor detalle.

Para Rafael Rebolo, director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, miembro del proyecto), estos dos primeros instrumentos, desarrollados íntegramente en Tenerife, que mirarán hacia la Tierra desde el espacio, son un primer paso.

El equipo de IACTEC Espacio trabaja ahora en el desarrollo de VINIS, un nuevo instrumento que incluirá observaciones en múltiples bandas del rango visible e infrarrojo, con una resolución mucho mayor, de 5 metros por píxel.

La siguiente fase será lanzar el primer microsatélite canario para observación de la Tierra, llamado ALISIO, que “deberá estar en condiciones de volar a principios del año que viene”, anticipa Rafael Rebolo.

Futuro telescopio espacial del IAC

Este satélite incluirá una cámara DRAGO-2 y un módulo de comunicaciones ópticas. “Pero nuestra ambición es tener pequeños observatorios que miren al cielo desde el espacio”, apunta el director. Tras ALISIO, está previsto el lanzamiento de IACSAT, el primer telescopio espacial del IAC, dedicado totalmente a la observación astronómica.

De momento, DRAGO-2, con un peso de poco más de un kilogramo y un consumo de 6 vatios, comparable a una bombilla led común, operará con DRAGO-1. Sus imágenes en el infrarrojo de onda corta completan las que se obtienen en otras longitudes de onda, como el visible.

Esto es de gran utilidad, por ejemplo, para vigilar los incendios, ya que el infrarrojo permite ver a través del humo, señalando a los servicios de emergencia la posición de las llamas en tiempo real, lo que puede ayudarles a escoger las vías de evacuación más óptimas.

Otras aplicaciones de las cámaras DRAGO son la monitorización de la actividad volcánica, el seguimiento del estado de humedad de la vegetación y los cultivos, la detección de vertidos de petróleo en el mar o el control de la desertificación.