Guadalajara, Jalisco

 

«Todo hombre, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro». Con esa frase del neurocientífico español Santiago Ramón y Cajal, Mara Dierssen abrió la charla “Secretos de la Neuroplasticidad” en el marco la FIL 2025.

A su lado, Salvador Macip, y como moderadora María Emilia Beyer, guiaron una hora intensa de ciencia accesible y esperanza realista. El cerebro adulto tiene 86 millones de neuronas y cada una puede formar hasta 10 mil sinapsis. “Lo importante no es cuántas neuronas tienes, si no cuántos contactos haces y cómo los modulas”, explicó Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona.

Esa capacidad de crear, reforzar o eliminar conexiones a cualquier edad es la neuroplasticidad, y es la razón por la que los taxistas londinenses desarrollan un hipocampo más grande, los camareros memorizan pedidos imposibles y los músicos o los políglotas siguen mejorando después de los 60.

Nacemos como la especie más indefensa del planeta —neotenia—, pero con el cerebro más plástico. “Somos una especie cultural: transmitimos conocimiento, no solo genes”, subrayó Dierssen.

La dopamina, el ejercicio físico, el aprendizaje continuo y hasta el microbioma intestinal son los grandes moduladores de esa plasticidad. Salvador Macip, profesor de la Universidad Oberta de Catalunya y escritor científico, cambió el tono hacia el envejecimiento cerebral.

En su laboratorio de Leicester guarda células de María Branyas, la catalana que falleció en 2024 a los 117 años, siendo la persona más longeva del mundo. “Queremos saber qué mecanismos epigenéticos y microbiómicos la protegieron”, explicó. En ratones, su equipo está probando ibrutinib —un fármaco ya aprobado para leucemia— que frena la inflamación cerebral y mejora la cognición en modelos de Alzheimer.

“El cerebro empieza a perder sinapsis con la edad, pero no está condenado”, insistió Macip. El ejercicio físico, el sueño profundo y el aprendizaje activo siguen generando nuevas conexiones, incluso en nonagenarios. Hasta la paternidad ayuda: en los machos de muchas especies (incluidos humanos) la testosterona baja cuando tienen hijos y eso favorece la neurogénesis en zonas relacionadas con la empatía y el cuidado.

Mara Dierssen opinó que con el uso de los móviles se van perdiendo capacidades para memorizar, como los números telefónicos de antaño que la mayoría los sabía, el riesgo es que “El cerebro no es un órgano que se desgasta por usarlo; se desgasta por no usarlo”.

Ambos ponentes coincidieron en que la neuroplasticidad adulta, aunque disminuye con la edad, permanece funcionalmente relevante y susceptible de modulación mediante factores ambientales y farmacológicos. Los avances actuales abren vías para intervenciones terapéuticas dirigidas a retrasar o compensar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento patológico.

Por: Ramón Reyes García / NCC Iberoamérica