Sharm el Sheij, Egipto.
La guerra en Ucrania ha puesto sobre el tapete el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero de los ejércitos, cuyo cálculo es muy difícil de evaluar, explican expertos en la COP27.
«Es un sector con importantes emisiones y nadie ha asumido realmente ese problema», declaró Axel Michaelowa, jefe del grupo de investigación sobre política climática internacional de la Universidad de Zurich, durante un debate.
Los científicos calculan que esas emisiones equivalen a entre el 1 y el 5% del total mundial, según un informe publicado a principios de mes en la revista científica Nature.
Comparativamente, la aviación y el transporte marítimo civil representan el 2% aproximadamente cada uno.
Las fuerzas armadas más importantes son las estadounidenses. Si fueran un país, sus emisiones por habitante serían las más elevadas del mundo, el equivalente a 42 toneladas de CO2, según el comentario de los expertos en Nature.
«Política y falta de expertos»
Cada centenar de millas náuticas que recorre el caza F-35 de la Fuerza Aérea estadounidense equivale a las emisiones anuales de CO2 de un coche en el Reino Unido, calculan esos expertos.
Ucrania calculó las emisiones relacionadas directa e indirectamente con la invasión rusa el 24 de febrero, una novedad para un país en guerra.
Los desplazamientos de refugiados representan el equivalente a 1,4 millones de toneladas de CO2, los incendios forestales, de campos agrícolas o de construcciones, 23,8 millones, los combates, 8,9 millones y la reconstrucción de infrastructuras destruidas durante los siete meses de guerra representaría la emisión de 48,7 millones de toneladas, según el proyecto Initiative on GHG Accounting of War.
Esa iniciativa para contabilizar los gases de efecto invernadero de la guerra se creó dos meses después de la invasión de Ucrania.
El total representa cerca de 83 millones de toneladas. A título comparativo, las emisiones de Países Bajos durante el mismo periodo se elevan a un centenar de millones de toneladas, indica el informe de ese grupo.
«Esto muestra todo lo que no sabemos sobre otros conflictos, pasados y presentes. Nunca tuvimos este tipo de detalles respecto a Irak, Siria, u otras guerras», explicó Deborah Burton, de la organización Tipping Point North South.
«¿Porqué los informes de los expertos del clima y las reuniones de la ONU sobre el clima guardan silencio sobre las emisiones militares?» se preguntan los autores del artículo de Nature.
«Para decirlo llanamente, las razones son políticas y de falta de expertos», explican.
«Ángulo muerto»
La iniciativa sobre Ucrania tiene como objetivo remediar «ese especie de ángulo muerto» en el cálculo de todas las emisiones mundiales, necesario para poder reducirlas, explicó Lennard de Klerk, especialista de emisiones de carbono vinculadas con el sector privado y coautor del estudio.
Para los autores del estudio de Nature, las emisiones militares deben «ser reconocidas oficialmente y contabilizadas con exactitud en los inventarios nacionales, y las actividades militares deben ser descarbonizadas».
«Los datos militares son generalmente confidenciales pero podemos obtener informaciones de segunda mano: cuando sabes qué aparatos operan en una zona determinada, puedes calcular la intensidad de las emisiones de alguna clase de vehículos», explica este experto, que estima el margen de error en el 10-20%.
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