Los orangutanes salvajes (‘Pongo pygmaeus wurmbii‘) se atiborran de frutas ricas en calorías cuando están en temporada para acumular reservas de grasa de cara a los periodos de mayor escasez de alimento, según ha documentado un estudio que recoge este miércoles la revista Science Advances.

La dieta y la nutrición son factores críticos que influyen en la energía y la salud. Aunque ha habido estudios sobre cómo el cuerpo humano se adapta a los cambios en la ingesta de nutrientes mediante respuestas metabólicas flexibles hasta ahora no se habían hecho investigaciones de este tipo con animales en libertad.

El trabajo descrito hoy explica la adaptación metabólica que hacen los orangutanes salvajes de Indonesia para elegir alimentos en base a su disponibilidad; al tiempo que ofrece algunas claves de cómo el ser humano ha evolucionado para comer en exceso alimentos ricos en calorías.

Las fuentes de alimento fluctúan en la naturaleza. Para compensarlo, algunas especies emplean el cambio de ‘combustible’, es decir, cuando el cuerpo pasa de digerir nutrientes externos (exógenos) a procesar nutrientes internos (endógenos).

Un ejemplo de este cambio de ‘combustible’ es la cetosis, un estado metabólico donde el cuerpo, ante la falta de carbohidratos (alimento exógeno), comienza a quemar grasas endógenas para obtener energía y desarrollar su actividad.

Quince años siguiendo a los orangutanes

Un equipo dirigido por el antropólogo de la Universidad estadounidense de Rutgers, Erin Vogel, ha investigado la base evolutiva de esta alternancia de ‘combustible’ vinculando el comportamiento alimentario y a la actividad metabólica en los primates.

Para ello, han llevado a cabo 15 años de observación del comportamiento de los orangutanes salvajes en la reserva natural de Mawas, en Indonesia, al tiempo que les hicieron análisis de orina periódicos entre 2004 y 2017: 13 años en los que los orangutanes experimentaron períodos de escasez y excedente de alimentos.

Cuando la fruta era escasa, su orina mostraba una conversión interna de glicerol para acumularla en forma de grasa para la posterior gluconeogénesis. Y, cuando la fruta era abundante, su orina mostraba signos de metabolismo interno.

Tendencia a comer de más

Los orangutanes también cambiaron su comportamiento cuando la comida era abundante, consumiendo en exceso fruta rica en calorías para preparar sus reservas de grasa de cara a periodos futuros periodos de escasez de alimentos.

Cuando la ingesta total de calorías, lípidos y carbohidratos disminuyó por los períodos de escasez de fruta, los orangutanes recurrieron a la grasa y a los aminoácidos endógenos para obtener energía.

Eso sí, los orangutanes salvajes mantuvieron un consumo constante de proteínas tanto en épocas de bonanza como de escasez, por lo que su ingesta calórica total en períodos en los que había mucha fruta disponible fue muy superior a la normal: tendieron a comer de más.

Los autores creen que este hallazgo ofrece “una analogía con la actual pandemia mundial de obesidad y enfermedades metabólicas en los seres humanos, surgida a raíz de la sobreexposición crónica que tienen hoy las personas a alimentos ultraprocesados de bajo coste, densos en energía y con bajo contenido en proteínas”, señalan.