Venezuela.

Un proyecto liderado por Sofía Salazar para convertir las cáscaras de camarón en un cicatrizante de bajo costo. Es una muestra clara de cómo la ciencia puede resolver problemas cotidianos de manera eficiente y sostenible. Con este proyecto, la ciencia muestra su poder y vigencia en Venezuela.

“Bueno, yo creo que lo primero es que estamos hablando de tecnología nacional y que además proviene de una institución de la academia, académica y de la investigación, y eso para nosotros es muy importante”, explicó Salazar.

A sus 31 años tiene claro cómo quiere continuar su carrera y hacia dónde quiere ir, Venezuela es la clave. Con los productos nacionales por bandera y materias tan asequibles y dispares como el almidón de yuca, las cáscaras de camarones o las matas de plátano trabaja en la formulación de pegamento de un producto cicatrizante y de celulosa.

En el laboratorio de la Universidad Central de Venezuela, donde pasa gran parte de su tiempo, la joven crea nuevas ideas y sueña con que sus creaciones se conviertan en productos que se distribuyan a bajo costo.

“Bueno, fíjate que más que la escasez de productos como tal fue tener que reinventarnos para hacer investigación, porque la compañía con quien tenemos el convenio y con quien desarrollamos los pegamentos siguió comercializando durante todo este tiempo. Entonces fue como la manera que nosotros encontramos para poder seguir haciendo investigación en Venezuela”, relató Salazar.

Es importante apoyar y fomentar la investigación científica y tecnológica en todas las áreas, especialmente en países en vías de desarrollo como Venezuela.

Proyectos como el de Sofía Salazar son una muestra de que, a pesar de las dificultades, la ciencia y la innovación pueden prosperar en cualquier lugar y hacer una gran diferencia en el mundo.