Por Liliana Morán Rodríguez.

 

 

El dolor menstrual prolongado afecta la calidad de vida de las personas con útero. Una de las causas es la endometriosis, una enfermedad inflamatoria y crónica que suele aparecer a partir de la primera menstruación y avanzar a estados graves.

Se caracteriza por el crecimiento alterado del endometrio fuera del útero hasta implantarse en otros sitios como las trompas de Falopio, los ovarios, el peritoneo, los intestinos, el recto, inclusive en órganos como los pulmones; alterando sus funciones y extendiendo el dolor a otras regiones.

“A estos tejidos le llamamos lesiones ectópicas porque el endometrio crece en un sitio donde no debería estar. Dichas lesiones siguen creciendo, van teniendo irrigación sanguínea e inervación (permite la transmisión de un impulso nervioso a una región del organismo), lo que posteriormente está asociado con el dolor”, explica el doctor Edgar Vázquez Martínez, académico de la Facultad de Química de la UNAM.

Vázquez, quien colabora en la Unidad de Investigación en Reproducción Humana, Unidad Periférica de la FQ en el Instituto Nacional de Perinatología, calcula que al menos el 50% de los casos de infertilidad son de personas que la padecen.

 

Los dolores de este padecimiento

 

El dolor es otro de los principales problemas de la endometriosis. Al ser un proceso muy personal, subjetivo y difícil de medir, es altamente subestimado. El dolor menstrual es causado por contracciones del útero, en algunas personas podría ser tan fuerte como el que se experimenta durante el parto.

El que una mujer manifieste malestar durante su ciclo menstrual parece común; pero cuando la incapacita para realizar sus actividades cotidianas, comienza a ser un problema para los sistemas con normativas como el educativo y el laboral.

En México, los estados de Colima, Hidalgo y Nuevo León aprobaron permisos de ausencia para las trabajadoras de las dependencias gubernamentales que sufran dolor menstruante.

La endometriosis además impacta en las relaciones sexuales y personales.

Cuando al fin la doliente o las personas cercanas consideran que el dolor no es normal y acuden a valoraciones médicas, suelen encontrarse con diversos retos para el diagnóstico: desde no acudir con el personal especializado, la subestimación del dolor o diagnósticos incorrectos.

Los estudios de imagenología como ultrasonido o resonancia no siempre logran captar las lesiones porque pueden ser diminutas. Se requieren equipos con alto poder de resolución para rastreos profundos y entrenamiento especializado al personal de salud para que pueda detectarlos.

 

El papel de las hormonas

 

El estudio científico de la endometriosis apunta hacia las hormonas. “Se sabe muy bien que, por ejemplo, generalmente estas pacientes tienen altos niveles de estrógenos -de hecho, se dice que es una enfermedad dependiente de estrógenos- pero no todas las mujeres que tienen niveles altos de estrógenos desarrollan endometriosis”, expone el doctor Ricardo Vázquez.

Hasta ahora no se ha encontrado un marcador medible (en sangre o guías hormonales, por ejemplo) que indiquen que alguien tiene endometriosis.

El investigador aclara que la enfermedad no tiene una causa única o especifica; es multifactorial: tiene un componente genético importante, pero también tiene un efecto ambiental muy trascendente: toxinas del ambiente; alteraciones inmunológicas importantes; y cambios hormonales.

Para comprender el desarrollo de esta alteración, una de las líneas de investigación es analizar a nivel molecular, a nivel del genoma, qué factores influyen en la activación o la resistencia a ciertas hormonas.

Otra línea de estudio explora los cambios en el útero durante el ciclo menstrual, derivados de las alteraciones en los niveles hormonales.

Por ejemplo, las hormonas sexuales -estrógenos y progesterona- están presentes tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, por diversas características, las mujeres las tienen en mayor proporción que los hombres.

Los estrógenos (estrona, estradiol, estriol y estetrol) se encargan principalmente del desarrollo de los órganos sexuales femeninos, de los caracteres sexuales secundarios y regulan el ciclo menstrual.

 

Más datos

 

Después de la menstruación, llega la fase proliferativa en la que hay un incremento de los estrógenos que se producen por los ovarios. Estos estrógenos -principalmente el estradiol- favorecen el crecimiento del endometrio, lo engrosan, para permitir la implantación del embrión.

“Se sabe que la endometriosis es una enfermedad dependiente de estrógenos, algo sucede en el organismo de las pacientes que producen mayor cantidad de estrógenos de lo normal, principalmente en las lesiones ectópicas. Asimismo, hay un desbalance en las células receptoras de estrógenos, por lo que favorece a aquel que promueve el desarrollo de dichas lesiones (llamado receptor tipo beta)”.

Una vez que ocurre la ovulación, se libera la progesterona que se encarga de detener el crecimiento del endometrio. Además, hace que este tejido cambie para que se pueda llevar a cabo la implantación y el embarazo.

Quienes viven con endometriosis tienen los receptores de progesterona disminuidos o no funcionan adecuadamente; por tanto, las células no responden, no se detiene el crecimiento del endometrio y el tejido se mantiene ahí.

Debido a que el endometrio no tiene esos cambios importantes para la implantación, la endometriosis suele ser causa de infertilidad.

“Lo que pasa con el tejido endometrial que está en otro sitio es que como no responde a la progesterona no cambia y entonces se mantiene ahí; de alguna manera también el sistema inmunológico no lo detecta como extraño y permite que siga ahí. Se mantiene, va creciendo, implantándose a otros sitios y órganos. Está latente en cada ciclo menstrual para activar el dolor”, precisa el doctor Ricardo Vázquez.

 

¿Cómo se trata?

 

Hasta ahora no existe una “cura hormonal” que impida o detenga este crecimiento endometrial descontrolado o fuera de lugar. Por la parte médica, el tratamiento de la endometriosis se enfoca en atender los síntomas para el dolor mediante analgésicos y antiinflamatorios, así como sugerir cambios nutricionales y aumentar la actividad física.

Un procedimiento quirúrgico, que se utiliza con mayor frecuencia, consiste en quemar los tejidos endometriales que están implantados en otros sitios. El problema es que en algunas personas puede durarles poco tiempo las zonas libres de estos tejidos, pues es muy probable que vuelvan a crecer.

En casos graves se indica la cirugía de retiro del útero para impedir definitivamente el creciendo el endometrio. Sin embargo, no es una opción viable para todas las personas, en especial para quienes desean embarazarse.

Si la paciente tiene un embarazo, se ha propuesto que hay mayor cantidad de progesterona y dejarán de crecer las lesiones ectópicas. Sin embargo, las personas con endometriosis en grados severos tienen alteraciones anatómicas de la pelvis, disminuida cantidad y la calidad de los óvulos y, justamente por la resistencia a la progesterona, tienen problemas para lograr el embarazo, explica el especialista.

“Y si logran embarazarse, no siempre llevan sus embarazos a término; tienen muchas complicaciones durante el ciclo o tienen partos prematuros.”

También se debe considerar que no todas las personas que padecen esta enfermedad tienen en sus planes ser madres o no se encuentran en un momento ideal para hacerlo.

 

Precauciones

 

El doctor Ricardo Vázquez, quien también colabora con la Clínica de Endometriosis del Instituto Nacional de Perinatología, asegura que para quienes viven con esta condición y desean ser madres, reciben un trato integral basado en medicina, cirugía, métodos de reproducción asistida, vigilancia del embarazo, nacimiento y después del parto.

Precisa que existen tratamientos farmacológicos y hormonales indicados para disminuir los estrógenos y aumentar la progesterona; pero no todas las personas quieren aplicar este método, no es efectivo para todas y tampoco es una opción a largo plazo.