Madrid, España.

 

 

Los grados de la Actividad Física y el Deporte que ofrecen las universidades públicas y privadas españolas apenas reflejan en sus planes de estudio la importancia de la salud mental en la competición y solo dedican a este ámbito una asignatura obligatoria, y a lo sumo otra optativa, durante los cuatro años de formación de técnicos y entrenadores.

Este jueves 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, dedicado en esta ocasión al entorno laboral. Traducido al mundo del deporte, los gimnasios, campos de juego y canchas de entrenamiento son las ‘fábricas’ y las ‘oficinas’ en las que deportistas-trabajadores y los entrenadores-jefes desarrollan sus relaciones laborales.

Coincide esta edición con un año olímpico en el que los deportistas de élite han puesto de nuevo en la agenda los riesgos psicológicos que implica la alta competición. Casos como los de Ricky Rubio y Simone Biles son los más conocidos, pero en todos los niveles y en todos los deportes ha habido ejemplos. El arquero español Miguel Alvariño, campeón de Europa en 2022, abandonó el proceso clasificatorio de los Juegos de París para atender primero a su salud mental.

‘Psicología de la actividad física y del deporte’ es la única asignatura básica semestral que forma parte de los planes de todas las facultades de la Actividad Física y del Deporte, generalmente en primer o segundo curso. ¿Por qué los técnicos, las personas que están más cerca de los atletas a lo largo de su carrera, reciben tan escasa formación en materia de salud mental?

La Universidad de Oviedo estrena este año el grado y, más acorde con las actuales demandas, en cuarto curso ofrecerá también la asignatura optativa ‘Factores psicológicos que influyen en el alto rendimiento’.

 

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Celestino Rodríguez, decano de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de esta Universidad y profesor de ‘Psicología de la actividad física y del deporte’, reconoce la importancia de la psicología en la formación de técnicos y tranquiliza respecto a su presencia en el currículum: aunque no vaya en el ‘nombre’ de la asignatura, la salud mental aparece en el contenido de muchas materias.

«Dentro de las posibilidades que nos ofrecen unas competencias ya definidas, creo que le hemos dado bastante importancia a la psicología, puesto la vertiente que tenemos nosotros del grado se preocupa por la intervención educativa, por el bienestar emocional y social dentro de la salud, porque si no hay salud mental es difícil que haya otra salud, y por el rendimiento deportivo, en el que damos mucha más importancia a la psicología por su relevancia en la salud mental del deportista de alto rendimiento», explicó.

«Nosotros somo una facultad de educación. Intentamos en este grado compensar las dos áreas, una que se acerca más a la salud y otra a la educativa. Yo estoy bastante satisfecho del plan de estudios que tenemos», añadió el decano, que no descartó «que en el futuro se desarrolle una especialidad o una mención de Psicología del Deporte».

«Cada vez son más los psicólogos que involucran en equipos deportivos de alto rendimiento para cuidar la salud mental del deportista en situaciones de estrés diario y de estrés cognitivo. Todos hemos visto como algunos deportistas han tenido que frenar en algún momento por ello su carrera deportiva. No veo problema en el futuro a una especialidad o quizá un máster de Psicología del Deporte. Se pueden establecer sinergias con la Facultad de Psicología», indicó.

 

Opiniones similares

 

En la asignatura ‘Psicología de la actividad física y del deporte’, Celestino Rodriguez intenta desarrollar pautas muy básicas referidas a «cómo se pueden aplicar a la actividad física y al deporte conceptos como la concentración, la motivación o la autorregulación».

Todo ello sin pisar las competencias de los psicólogos, pero teniendo en consideración que los técnicos y entrenadores «deben tener conocimiento de la importancia de la salud mental dentro del deporte», dijo el profesor, muy satisfecho con el arranque de un grado que la Universidad de Oviedo ha perseguido durante 30 años y que en su primer año recibió 880 preinscripciones para 60 plazas.

Esos alumnos, muchos de ellos también deportistas, llegan a las facultades conscientes de la importancia de la psicología en la preparación de los futuros atletas de élite.

Ángel López, estudiante de segundo del grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, espera con interés el segundo cuatrimestre para cursar la asignatura de Psicología de la Actividad Física y del Deporte, única en los cuatro años de carrera que se centra en los aspectos psicológicos.

«Me llama mucho la atención porque me interesa saber qué conceptos nos van a dar y cómo podemos ser útiles a los deportistas», dijo este alumno, que también es jugador de fútbol en segunda categoría de aficionados, en el Torrelodones, y entrenador en infantil y prebenjamín y segundo entrenador en juvenil preferente. Conoce todas las vertientes de la formación deportiva.

 

Acciones a tomar

 

«Creo que el deportista está sometido, tanto en el alto rendimiento como en otras categorías, a mucha presión y a mucha toma de decisión», destacó. «La psicología juega un papel fundamental en el deporte. Se le debe dar una importancia mayor, que los deportistas sí se la dan, pero los agentes externos no», dijo el estudiante, que da tanto peso a la salud mental que «en un futuro» no le importaría dedicarse «a ese ámbito de la psicología en un equipo de fútbol».

Los planes de estudio de las distintas universidades sí son sensibles a otras tendencias que han ganado peso en el deporte contemporáneo, como el tratamiento de datos, la interacción con el medio ambiente, la gestión de competiciones o el turismo deportivo, a veces con más atención curricular que a la salud mental.

El Comité Olímpico Internacional (COI), que en los últimos años ha prestado una atención cada vez mayor a esta cuestión, ha creado una red deportistas ‘asesores’ que proporcionan ayuda a sus colegas.

Esta semana, el campeón olímpico indio de tiro Abhinav Bindra ha ofrecido una serie de consejos para superar el vacío poscompetición -él sufrió una crisis tras ganar el oro en Pekín 2008- y subrayó la importancia de rodearse de personas positivas del circulo de familiares, amigos «y entrenadores»; personas que presten apoyo «hayas ganado o no una medalla». Formar a los técnicos en materia de salud mental parece fundamental para proteger la salud integral de los deportistas.