Colombia.

Un cafétal en la cárcel de Peñas Blancas en el departamento de Risaralda, Colombia. Los internos producen 600 kilos de café pergamino y se sienten un poco más libres.

“Me acuerdo mucho de la Dragoneante Carmen y no me mostró todo esto por acá. Yo me sentía como si estuviera en la finca cuando estaba con mi papá. Volví a revivir ese tiempo”, destacó Fernando Torres.

Hace tres años que Diego Fernando Torres trabaja en este lugar como parte de un proyecto piloto que busca darle alternativas laborales a los internos. “Parecía un sueño porque es algo increíble saber uno que está previo a la libertad y sentirse uno por acá en este espacio y siendo útil porque es que uno en el patio es inútil, uno que está acostumbrado a trabajar la quietud lo mata”, destacó Torres.

El proyecto fue financiado inicialmente por Naciones Unidas y será implementado en otras cárceles del país. “Y la oportunidad que el establecimiento le brinda a ellos es muy grande y sería bueno también que todos los establecimientos sino solamente en Colombia sino a nivel mundial pudieran implementar proyectos como este, donde le den esa oportunidad a ellos de mejorar su vida, de que si no tuvieron buenas oportunidades fuera y llegaron a cometer estos delitos podamos nosotros como seres humanos también aportar para que ellos sean mejores”, comentó una contribuyente de la iniciativa.

El café producido en la cárcel se ofrece al público en una tienda que queda al lado del establecimiento. Cada día de trabajo significa una reducción en la condena de los internos. Dentro del tratamiento penitenciario está el sistema de redención.

“Dentro del penitenciario, esta el programa de redención ¿Cómo redimen? Ellos trabajan de acuerdo a la actividad que hacen, tienen 10 o 13 días de redención. Es decir, que el juez les reconoce 13 días más por mes a su condena debido al trabajo que están ejerciendo”, destacó otra colaboradora del proyecto.

La tienda sirve también para que los internos puedan tener visitas de sus familiares. “Las personas que más se maravilla con cada una de mis preparaciones es mi hija. Ella yo creo que ha sido uno de los pilares y el motor más grande que tengo yo durante todo este tiempo previo a la libertad porque es verla y sentir el orgullo con el que me ve cuando ella ve cada una de las preparaciones que yo hago”, explicó un hombre privado de su libertad.

La realidad de la cárcel de Peñas Blancas contrasta con la percepción que existe sobre los derechos de los internos en el país y en Latinoamérica. “Lastimosamente en la actualidad nosotros vivimos un sistema penitenciario que se mueve mucho por la parte del populismo más como la parte política que genera todo el tema penitenciario y todo lo que genera el tema penal”, agregó.

Los internos insisten en afirmar que el trabajo en la cárcel les permite pensar en su futuro, en lo que harán cuando terminen de cumplir condena. “Acá es donde uno se da cuenta que tuve tiempo para pasar con mi familia y lo desperdicié. Entonces, yo digo, cuando salga acá, nazco de nuevo y comenzaré a ser una nueva persona, a ser mejor con la familia, porque uno cuenta que ahora tiene gente que lo quiere, que lo aprecia, cosa que uno no veía fuera”, subrayó un habitante.

El 25% de los presos de Colombia reinciden en los crímenes. El proyecto laboral de Peñas Blancas busca reducir este índice.