Alemania.

Lovot hace contacto visual, se mueve de manera autónoma e incluso pide abrazos. Este robot se desarrolló para reemplazar a la mascota en una familia.

En Japón cuesta el equivalente a 2.500 euros sin contar las tarifas mensuales de 75 euros. No es económico por una razón. Su mullido exterior esconde tecnología de vanguardia, con sensores y cámaras que utiliza no sólo para orientarse, sino también para reconocer rostros y objetos.

“Cuanto más tiempo pasas con un robot como Lovot, más te conoce y entiende. ¿Por qué es necesario? En esencia significa que llega a conocerte recopilando datos. Imagino una relación humano -robot basada en la confianza. Con un robot que te conoce muy bien y te entiende en base a esa información”, destacó Kaname Hayashi, CEO Groove X.

En el mundo industrializado, cada vez más personas viven solas. En Japón, la cantidad es de 1 cada 3, pero esa cifra está en aumento. Los habitantes de las ciudades japonesas que no tienen tiempo ni espacio para tener un animal propio frecuentan los llamados Cafés con mascotas.

Ese es el mismo segmento demográfico al que ahora apuntan las empresas y los desarrolladores de robótica. La idea de tener una mascota robótica no es nueva. Los primeros intentos se remontan a mediados de la década de 1990, cuando la empresa Bandai, lanzó el Tamagotchi, fue un éxito internacional.

Otro clásico es el perro robot, Aibo. En 2018, los fanáticos se alegraron cuando volvió a lanzarse con un diseño y tecnología nuevos. Ahora, gracias a la ayuda de sensores y de inteligencia artificial alojada en la nube, Aibo puede reconocer a sus dueños, interactuar con ellos y aprender nuevos comportamientos.

Qoobo es la versión minimalista de esta idea. Es poco más que un cojín con cola. Sus sensores registran cuando se lo toca y responden moviendo la cola. Puede moverla de 40 maneras distintas. La startup con sede en Tokio que lo fabrica, comercializa a Qoobo como un peluche terapéutico.

“Llevamos a cabo un experimento con Qoobo en un hogar para ancianos en Tokio, en un asilo para la tercera edad. Logramos demostrar que redujo el estrés de las personas que viven allí”, contó Shunsuke Aoki, CEO Yukai Engineering.

¿Acompañantes terapéuticos o miembros de la familia? Sus creadores dicen que de una u otra manera, las mascotas robóticas pueden mejorar la vida de las personas