Austria. 

Los puestos de salchichas en Viena piden la protección de la UNESCO. Ante el riesgo de desaparecer, estos emblemáticos puestos se organizaron y presentaron la candidatura a la lista de Patrimonio Inmaterial de esta agencia de la ONU, con apoyo del alcalde de Viena. Uno de los promotores de la idea es el dueño del puesto más antiguo de la ciudad abierto en 1928.

Nos estamos centrando en crear una especie de sello de calidad para los puestos de salchichas vieneses, y queremos tenerlos como miembros porque hay otros puestos de aperitivos que también tienen su propio reconocimiento. Pero en realidad estamos intentando trabajar juntos como un solo puesto de salchichas, igual que hacían hace 100 años en Viena. Y quizás también reconocer a estos negocios como miembros de la Asociación de Puestos de Salchichas Vieneses”, dijo Patrick Tondl, propietario de Leo’s Würstelstand.

Como en su negocio hay otros 180 en la ciudad la clientela se mantiene, pero el número de puestos se redujo en los últimos diez años. Más de un centenar se reconvirtieron para vender pizzas, kebabs, hamburguesas y platos asiáticos.

Tondl, que a sus 36 años representa la cuarta generación familiar de vendedores de salchichas, ve en estos puestecitos emblemáticos un lugar de encuentro y diálogo.

“En el puesto de salchichas todo el mundo es igual y te mezclas con la gente. Tanto si eres un banquero que gana cientos de miles de euros como si estás reuniendo tus últimos euros para comprar una salchicha. Aquí conoces gente, puedes hablar con todo el mundo y estás al mismo nivel que los demás. La ventaja es que aquí todavía se puede comer y beber muy rápido por menos de 10 euros, lo cual es muy importante para muchos clientes en estos momentos, ya que muchos tienen menos dinero para gastar en gastronomía o en otros lujos, diría yo”, explicó Tondl.

Símbolo de la gastronomía germánica y presentes en muchas postales de la ciudad, los puestos de salchichas quieren lograr el mismo reconocimiento que ya tienen los cafés y la ópera de Viena.