El Salvador.
Las inundaciones empiezan a bajar en El Salvador, Guatemala y Honduras, pero las comunidades afectadas por las lluvias, aún luchan con el agua estancada y los insectos que ha traído.
“Hay zancudos y entonces necesitamos ayuda, porque ellos si mandan un día a ayudar a fumigar a todo eso, ya no vuelven a mandar hasta que vuelve a necesitar ayuda otra vez”, dijo Roxana Guadalupe Vazquez, habitante de la comunidad Estero y Mar, en El Salvador.
Las comunidades hablan de un creciente riesgo de enfermedades, mientras los expertos recomiendan detectar las zonas de mayor impacto de fenómenos cada vez más frecuentes.
“Uno ve dónde están sus zonas de mayor vulnerabilidad y que es la actividad que resulta ahí, tanto en actividad como en personas, ese es uno, el otro tema, que yo creo que es importante que deben de hacer los países es cómo prepararse ante esta situaciones”, detalló Jesús Constanza de la Coordinadora Latinoamericana de Comercio Justo, CLAC.
Se recomienda elaborar mapas de riesgo para organizar la prevención y diseñar políticas públicas específicas para cada caso, explican en la ONG UNES.
“Se van a tener que generar políticas públicas para atender esos problemas y porque los riesgos de emergencia o desastre van a ser diferenciadas entre una comunidad y otra, entre un municipio y otro, puede ser de que en algunos municipios, el riesgo sean derrumbes, en otros se han inundaciones, en otros se ha pérdida de cultivos, en otros la pérdida de pesca”, explicó Luis gonzález, director de la Unidad Ecológica Salvadoreña-UNES.
Lo que corre peligro es el sustento y modo de vida de muchos de los 34 millones de habitantes de la zona urbanas y rurales del triángulo norte de Centroamérica.
“En los niveles de vulnerabilidad que manejan los países, estos tres países, hacen de que una precipitación, una lluvia que no debería de ser relevante resulta en tragedia y es, digamos, para esta época del año, la tragedia cotidiana”, dijo Victor Manuel Campos, director de la Asociación Centroamericana del Centro Humboldt.
Las emergencias vividas por El Salvador, Guatemala y Honduras en las últimas semanas causaron daños a la economía a corto, mediano y también a largo plazo, tal como lo explica la agencia GIZ.
“Cuando un puente se pierde por el aumento del caudal de un río o cuando se inundan unos servicios sanitarios o cuando se caen, digamos, hospitales y escuelas básicamente la población está teniendo doble pérdida. La infraestructura que se ha destruido, pero también los servicios que se dejan de recibir. Entonces los impactos realmente son incluso más profundos de lo que las estadísticas muchas veces logran visibilizar”, dijo Luis Mario Guerrero de la Agencia Alemana de Cooperación Internacional GIZ.
Y estos daños se incrementan con la llegada de más fenómenos climáticos. Los desastres asociados al cambio climático afectan anualmente al Salvador, Guatemala y Honduras y van desde sequías hasta las inundaciones, atravesando por todo lo que esto conlleva. Es por eso que la atención está en estos tres gobiernos para ver cómo están atendiendo a las presentes emergencias y también, cómo se preparan de cara a futuros fenómenos climáticos extremos.
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