Perú.

En la madrugada amazónica, una lancha blanca enciende su motor en un puerto fluvial remoto. Tras horas de navegación silenciosa, alcanza una comunidad indígena donde las enfermeras a bordo se apresuran a vacunar a los niños y brindar atención a las gestantes desatendidas por los servicios de salud.

Le dicen ‘La sanadora’, es una sencilla embarcación que recorre el río Marañón para facilitar atención sanitaria a localidades dispersas de la provincia de Datem del Marañón, en el departamento de Loreto. Las enfermeras del Sevilla Lobos y Blanca Guerra paran en un modesto puesto de salud de madera para recoger con delicadeza vacunas que más tarde aplicarán a los más pequeños.

Llegamos a una comunidad donde la gestante no tiene ningún control, no tiene ningún examen de laboratorio y con los exámenes de laboratorio que nos han proporcionado nosotros damos la atención, el primer control: traemos la tarjeta, traemos medicina”.

El primer paso de la brigada sanitaria que comanda Unicef, es entrevistarse con el líder de la comunidad y una vez informan de su misión y reciben su permiso, buscan mamitas, visitan cada casa que alberga menores y mujeres embarazadas. Habla el oficial de salud y nutrición de Unicef, Carlos Albrecht.

“Al momento del parto, entonces estamos hablando de que esa población, uno, está muy lejos de los centros de salud; y dos, que el costo de trasladarse desde estas comunidades hasta los centros es muy elevado, muchas veces difícil que puedan costear eso. Entonces estuvimos pensando en una solución y una de esas fue ‘La sanadora’ justamente, que ha permitido poder navegar los ríos, poder llegar a estas comunidades más alejadas”, detalló.

Las numerosas, pero dispersas comunidades de Loreto, acumulan algunos de los peores datos de salud infantil del país: el 58,1% de los menores de tres años padece anemia, la tasa de vacunación es de las menores en el país y tiene una alta incidencia de enfermedades diarreicas agudas.