Chile.

Gonzalo Chiang y su perro Sam tienen una misión medioambiental en este parque de Santiago de Chile: recolectan basura mientras ejercitan en una propuesta para promover el plogging en Chile, que, pese a ser una de las economías más competitivas de América Latina, en plena transición a las energías limpias, todavía recicla por debajo del promedio de la región.

El plogging nació en Suecia en 2016 y la palabra es una mezcla de recoger en sueco y trotar en inglés. “Para mí, el plogging es una respuesta natural en torno a dos inquietudes importantes en mi vida. Una es el tema medioambiental y la otra es la salud y el autocuidado que confluyen en algo que para mí es entretenido además, y en algo que también es una responsabilidad, que es el cuidado y la tenencia responsable del Sam”, comentó Chiang.

Gonzalo lleva la basura en unas bolsas y Sam está entrenado para llevar botellas de plástico o latas en sus alforjas y en las redes sociales. Comparten los resultados de su tarea. En 110 semanas han caminado o trotado unos 4000 kilómetros y han recogido más de 19.000 botellas y más de 8000 latas para su reciclaje. Sus estadísticas incluyen el material que retiran del suelo al cabo de cada jornada en el Parque Metropolitano de 720 hectáreas y considerado el mayor pulmón de Santiago.

“Lo que finalmente termina siendo un testimonio y una demostración de que sí se pueden generar grandes diferencias desde lo habitual y desde la acción individual”, dijo Chiang. Por eso la invitación de Gonzalo y Sam, que cuatro veces por semana dedican dos horas a esta tarea solidaria con el resto de la humanidad.