Brasil.
A pesar de la histórica sequía que sufre la Amazonía desde septiembre, 800 crías de quelonios fueron sueltas en una playa en el río Negro, como se conoce en Brasil, a la Amazona, antes de juntarse al Solimoés, dentro de la reserva ambiental Parque Nacional do Jaú, a unos 195 kilómetros de Manaus.
Los pequeños quelonios lograron correr al río para iniciar su vida adulta gracias al empeño de activistas que luchan por salvar la especie en Brasil y crearon una iniciativa para convertir a decenas de habitantes de las comunidades ribereñas en la región, que antes se dedicaban a la Casa de las Tortugas en monitores especializados en la búsqueda de los huevos amenazados y en su rescate.
El proyecto permitió la formación como agentes ambientales de 115 habitantes de aldeas de pescadores y de recolectores entre reservas ambientales en Amazonas, el mayor estado de la Amazonía brasileña y del Qui Manaus es capital.
La diversidad geográfica permite que la iniciativa cuente con agentes para proteger los nidos de las tortugas y rescatar huevos amenazados tanto en la región baja del río Negro como en la región en que el purus desemboca en el madeira.
La soltura tuvo un significado especial este año debido a que la sequía histórica de la Amazonía intensificada por el fenómeno del niño y por los cambios climáticos amenazó las tareas de rescate ya que dificultó el acceso a algunas regiones en que el nivel de los ríos cayó a mínimos.
El proyecto para la formación de agentes ambientales es una iniciativa conjunta del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad, así como de la Organización Wildlife Conservation Society y de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
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