Lyon, Francia.

¿Quién le teme al lobo feroz? Los lobos grises estaban prácticamente exterminados hace un siglo en Europa, pero últimamente se han recuperado gracias a los esfuerzos de conservación.

Sin embargo, el crecimiento de la población de depredadores despertó aullidos de protesta de agricultores y preocupación de ambientalistas.

En 2023 había manadas reproductoras de lobos grises en 23 países de la Unión Europea, con una población total de unos 20.300 animales, con lo que la especie llegó a tener contactos más frecuentes con humanos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, perdió el año pasado a su amada pony Dolly por un lobo que entró a su predio en la propiedad de su familia en el norte de Alemania.

Von der Leyen tiene a los lobos en la mira, pero asegura que no es por revancha personal.

Meses después del ataque, Von der Leyen advirtió que «la concentración de manadas de lobos en algunas regiones europeas se ha vuelto un peligro real, en especial para nuestros animales».

La Comisión Europea pidió a los países de la UE modificar el estatus de conservación de los lobos de «estrictamente protegido» a solamente «protegido».

Eso permitiría reanudar la caza bajo regulaciones estrictas, pese al reclamo de activistas.

Francia es uno de los países que enfrentan una explosión en la población de lobos.

Los lobos habían desaparecido en Francia para los años 1939, pero comenzaron a volver en los años 1990.

Francia registró recientemente una caída en la población del depredador, la primera en casi una década, pero también ha crecido el número de ataques.

Abusos

Francia tenía el año pasado una población de 1.003 lobos, 9% menos que el año anterior. A menudo los matan para proteger rebaños pero en condiciones muy específicas.

Alrededor de 20% muere cada año y las autoridades quieren simplificar el procedimiento para sacrificarlos.

Muchos expertos temen que los lobos están nuevamente amenazados.

«Si debilitamos la protección, será posible cazar lobos sin justificación y esto abrirá la puerta a todo tipo de abusos», advirtió Guillaume Chapron, investigador de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia.

Luigi Boitani, profesor de zoología en la Universidad de Roma, afirmó que «pensar que quitar a los lobos resuelve todo es realmente un sueño que no funcionará».

Sostuvo que el foco debería ser la prevención de ataques con medidas como cercas eléctricas y perros de vigilancia.

Boitani señaló que otros animales como los jabalíes silvestres, venados y aves pueden causar daños a una escala mayor que los lobos en términos de los costos.

En Francia, la compensación por daños causado por los lobos subió a 4 millones de euros (4,38 millones de dólares) en 2022, comparado con 65 millones de euros por daños causados por jabalíes y venados.

La cacería de lobos fue institucionalizada en el siglo IX cuando el emperador germánico Carlomagno, llamado el Padre de Europa, estableció la «louveterie», un cuerpo especial de cazadores encargados de erradicar animales dañinos para proteger a la gente y el ganado.

La institución perdura en Francia, donde los actuales miembros de la louveterie son voluntarios.

Criaturas míticas

El lobo fue declarado especie «estrictamente protegida» en la Convención de Berna de 1979.

Chapron indicó que la medida permitió la recuperación del animal en Europa.

El rescate del lobo es «una historia de éxito y no tenemos muchas historias de éxito en la conservación», agregó.

Pero se trata de una bestia muy presente en la mitología y los cuentos infantiles, que los retratan como criaturas peligrosas.

«Los lobos han sido y son objeto de fascinación para muchas sociedades humanas», comentó Nicolas Lescureux, estudioso de las relaciones entre humanos y animales en el centro de investigación científico francés CNRS.

Citó la presencia del depredador en leyendas  como la loba que rescató a los gemelos fundadores de Roma; Fenrir, el lobo monstruoso de la mitología escandinava; y el lobo azul, el mítico progenitor de los mongoles.

«La relación cercana entre humanos y lobos data de mucho tiempo atrás, desde que nuestros actuales perros descendieron de una población de lobos. Esta es la forma más antigua de domesticación de animales«, señalo Lescureaux.

Esa relación «sin duda se complicó más» con la domesticación de animales como ovejas, cabras, vacunos y cerdos hace unos 10.000 años, señaló.

«El lobo es un depredador oportunista, y donde haya cría de animales en exteriores, habrá depredadores buscando atacar los rebaños», explicó Lescureux.

Para el científico, los lobos presentan una dicotomía «entre una parte cada vez menor de la sociedad cuyas actividades dependen directamente de los recursos naturales y que lidian a diario con la naturaleza, con la violencia que ello implica, y una creciente parte de la sociedad desligada de las contingencias de la naturaleza».

Boitani, una de las principales autoridades mundiales en lobos, afirmó que es importante evitar «cualquier fundamentalismo» para abordar el problema.

«El lobo no es un santo, un animal secreto o un diablo», agregó.