Nicaragua.

Un grupo de excombatientes de la guerra civil que se libró en Nicaragua en la década de los 80, todos ellos con discapacidad como consecuencia de las heridas que sufrieron, cambiaron las armas por el baloncesto. Ahora su campo de batalla es una cancha de baloncesto.

Allí en un principio se reunían para compartir sus testimonios como soldados y pasar el tiempo, mientras que desde sus sillas de ruedas, lanzaban el balón hacia el aro.

Los supervivientes de la guerra civil en Nicaragua sin proponérselo, hacían terapia y deporte y encontraban un nuevo objetivo en sus vidas. Y lo que comenzó como un informal encuentro de excombatientes que mataban el tiempo con sus historias en las montañas, se convirtió en una hermandad de basquetbolistas, que hallaron en ese deporte, una razón para seguir adelante.

Así fue como se organizaron y surgió el Campeonato Nacional de Baloncesto sobre Silla de Ruedas que acoge a cinco equipos con un total de 70 deportistas.

Cuatro equipos representan a Managua y uno al departamento o provincia norteño de Estelí, mostrando la expansión y el alcance de ese movimiento inclusivo. Todos tienen como denominador común el hecho de que han encontrado en el baloncesto un refugio, una hermandad y una oportunidad de crecimiento personal.