Alemania.

Alimentación: comemos demasiado, insuficiente y mal. Una alimentación equilibrada, suficiente y sana para todo ser humano es un derecho fundamental en 162 países. Sin embargo, 800 millones de personas pasan hambre en todo el mundo, especialmente en África, Asia y América Latina y la cifra va en aumento.

Por otra parte, hay mucha gente que come demasiado, casi dos tercios de todos los adultos del mundo padecen sobrepeso y obesidad. Y esto tiene consecuencias: enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, además del impacto en la salud.

También generan muchos gastos en los sistemas sanitarios y perjudican la economía. De aquí a 2060, la obesidad costará a China 10 billones de dólares, 2,5 billones a Estados Unidos y unos 850 millones de dólares a la India.

A menudo, tanto los pobres como los bien nutridos, comen los alimentos equivocados: demasiados carbohidratos de mala calidad, demasiada grasa animal y demasiados platos precocinados.

En cambio, en nuestra alimentación escasean la fibra, las proteínas, las vitaminas y los oligoelementos. Los ganadores son los gigantes de la alimentación como Nestlé y demás multinacionales y los mercados bursátiles.

Los perdedores son los pobres en los países en desarrollo que dependen de los precios de las materias primas en bolsa. La guerra, la pandemia y el cambio climático agravan la miseria.

Ninguno de los 8 mil millones de habitantes en la tierra debería pasar hambre, pues la agricultura produce un tercio más de las calorías necesarias para alimentar a todo el planeta. Si la comida se distribuyera bien y no se desperdiciara: habría suficiente para todos.