Francia.

Una dramática disminución en las poblaciones de abejas está amenazando la producción mundial de alimentos y el equilibrio de los ecosistemas.

Un tercio de lo que comemos está relacionado con el papel vital que desempeñan las abejas en la polinización del 90% de las plantas con flores del mundo junto con los abejorros y las mariposas.

A escala mundial, desde hace años, asistimos a un exceso de mortalidad de las colonias de abejas. Las causas son múltiples. El uso de productos químicos en la agricultura, varios patógenos, la propagación de parásitos mortales como la varroa y la disminución de la biodiversidad, que ligada al monocultivo, está reduciendo las fuentes nutricionales que las abejas necesitan para su sistema inmunológico.

Las abejas de verano solo viven unas pocas semanas, las de invierno unos meses y la abeja reina de uno a cinco años. Para producir solo un kilo de miel deben visitar millones de flores.

Las abejas se comunican mediante feromonas, el lenguaje de las hormonas y por señales de vibración. Su agudo sentido del olfato puede usarse para detectar enfermedades como el COVID -19