México.

En el interior de la Tierra se guarda una potente energía en forma de calor, su centro es tan caliente casi como el exterior del Sol. La energía geotérmica es la que resulta de ese calor, que se produce principalmente por la desintegración natural y continua de los isótopos radioactivos que existen en todas las rocas naturales.

Algunas manifestaciones más conocidas de esta energía son los volcanes, las fumarolas, aguas termales, los soffione y los géiseres.

Sin embargo, los materiales del subsuelo son de baja conductividad térmica y esto hace que no se libere fácilmente, por lo que esta energía se almacena en el interior de la tierra por mucho tiempo.

Así las temperaturas del interior del planeta son progresivamente más elevadas, a esta variación de temperaturas se le conoce como gradiente geotérmico por el que se produce el flujo de calor.

La media mundial de las tierras emergidas tiene un flujo geotérmico es de 60 megavatios por metro cuadrado, así que si comparamos este flujo con el máximo flujo de energía solar que es de un kilovatios por metro cuadrado resulta que el flujo geotérmico es muy bajo.

En el interior de la Tierra existen zonas en las que este flujo es más elevado, porque los materiales profundos ascienden como rocas fundidas, allí se pueden obtener gradientes geotérmicos de 100 o 200 grados centígrados por kilómetros.

Es por eso que la energía geotérmica se considera una energía renovable de gran magnitud, a pesar de que los recursos geotérmicos se pueden aprovechar en pequeñas partes, pero estas son lo suficientemente grandes y su calor puede tardar millones de años en disiparse.

Con ella es posible generar electricidad y calor sin combustibles fósiles, así contribuye a la reducción de la contaminación atmosférica y el cambio climático.

Además, la energía geotérmica es una forma de energía local, lo que reduce la dependencia de los combustibles importados y fortalece la seguridad energética. ¿Les gustaría saber cómo evolucionó el aprovechamiento de esta energía?

Por: DDCYT.