Guadalajara, México.
Alexis Arroyo es ciego de nacimiento, sin embargo, nunca pensó que su condición podría ser algo limitante hasta que entró por primera vez a una sala de cine y nadie le explicó qué estaba pasando en pantalla. Desde entonces, el mundo cinematográfico se volvió una revancha. “Yo dije, ‘ahora es de a huevo, yo voy a disfrutar el cine’. Y así nació mi afición por este arte”, cuenta.
Más de dos décadas después, Arroyo ha forjado una exitosa carrera en la realización audiovisual y la comedia mexicana, recientemente con la serie de Netflix “Ojitos de huevo”, que sigue de cerca su historia personal y búsqueda por convertirse en un reconocido comediante que viaja a probar suerte en la Ciudad de México.
Sin embargo, esta serie audiovisual tiene diversas particularidades que van más allá de una inclusión de cuota. En la charla “Un cine que vivamos todes” del FICG 39, Alexis y Lola Díaz González de IMCINE, compartieron cuáles son las necesidades para que, desde la industria y la experiencia vivencial, realmente se ponga énfasis en preguntarse cuál es la experiencia del otre y se ofrezca un cine inclusivo y empático para todas las audiencias.
Voluntad inclusiva
Una de las particularidades más interesantes de “Ojitos de huevo”, comenta Arroyo, es la modalidad de audio descripción, en donde hay una narración que explica lo que sucede en pantalla. Sin embargo, aunque ya suele utilizarse con regularidad en algunas plataformas, estas generalmente son planas y sin emoción.
Por ello, el audio descriptivo en “Ojitos de huevo” crea una nueva narrativa en el audiovisual. En esta propuesta, Arroyo -quien escribió el guion- le otorga al audio descriptivo la facultad de ser un personaje más en la historia. Un narrador omnisciente con emociones propias, que comparte su versión de lo que sucede. Se crea una atmósfera en donde los sonidos y diálogos dejan de ser contenido vacío y adquieren sentido. Este es un ejemplo sencillo de cómo se puede crear un producto audiovisual en donde la inclusión no se vea como un agregado, sino que se vuelve un homogéneo con la obra y le otorga un nuevo valor.
“Con esto rompimos una barrera. A veces nos complicamos cuando vemos a lo inclusivo como una tarea difícil, pero ¿Qué tan complicado es?” se cuestionó Alexis. En palabras de Lola Díaz, es necesaria la voluntad. “Las personas que hacen cine también tienen que considerar estos productos en sus presupuestos, porque aunque no es tan difícil, se tiene que crear un lenguaje empático sobre cómo nos gustaría que nos contaran las cosas. Así se puede transmitir algo diferente” explicó.
Historias con amor (ciego)
Para los ponentes, aún existen muchos retos por sortear en el área, entre los que están el establecer un acuerdo a nivel industria, en donde la creación, distribución y exhibición cinematográfica acompañe estas producciones y sus especificaciones inclusivas, las cuales son muy diversas y pueden abrir un campo de consumo fílmico muy amplio.
Para finalizar, Alexis Arroyo reconoció que las ventanas de la inclusión en el cine apenas se están abriendo, pero que como creadores y artistas con discapacidad, se está creando un audiovisual pionero, que descubre nuevos mundos de trabajo y actuación. “Hay un montón de cosas que estamos entendiendo. Veamos más allá de lo de siempre, abrámonos más a una inclusión real, no de cuota, sino por voluntad. No le tengamos miedo. Hagamos otras historias, historias con amor. Porque el amor es ciego y yo soy puro pinche amor” concluyó.
Por: Miriam Jiménez / NCC Iberoamérica
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