Por Liliana Morán Rodríguez, Ciencia UNAM-DGDC

El planeta Marte se encuentra a unos 54.6 millones de kilómetros de nosotros; se calcula que es 140 veces la distancia de la Tierra a la Luna. Llegar allá implica un viaje de unos 686 días, casi dos años, más el tiempo que requiera la exploración y luego el regreso.

No existe experiencia de viajes espaciales de tan larga duración, no se sabe a ciencia cierta sobre las implicaciones médicas de la exposición a la radiación, la ingravidez y los efectos psicoemocionales que sufrirían los tripulantes.

Generalmente, en las misiones van unos cuatro astronautas; en el caso de que en la misión a Marte vaya un médico, no garantiza que resolverá todos los problemas de salud que puedan surgir, pues no es especialista en todas las áreas, es decir no es oftalmólogo, cardiólogo y nefrólogo a la vez, advierte el doctor Emmanuel Urquieta, director médico del Instituto de Investigación Traslacional para la salud espacial de la NASA, en entrevista con Ciencia UNAM.

Entre los retos que implica llegar al planeta Rojo destacan los que surgen por el tiempo de duración del viaje.

“Tenemos proyectadas aproximadamente 100 condiciones médicas que estadísticamente podrían suceder en estas misiones, tienen que ir preparados con medicamentos, aunque en el transcurso del viaje pueden expirar o acabarse, ¿Cómo podemos asegurarnos de que tendrán todo el equipo y los medicamentos necesarios para tratarlos durante todo su viaje?”

Explicó que, por el peso, cada elemento que sale al espacio debe estar planeado perfectamente para que pueda rehusarse o sirva para múltiples funciones. Cada gramo cuesta varios miles de dólares.

“Creemos que podemos resolverlo con la biología sintética; por ejemplo, modificar genéticamente una planta para producir un medicamento. Estamos experimentando que las personas allá puedan hacer crecer plantas o verduras y conforme las vayan necesitando, que puedan producir medicamentos sobre ellas y así no llevar cargando todo lo que potencialmente vayan a necesitar. Tenemos una investigadora en la Universidad de California que utiliza la la lechuga, le inyecta unos genes y la planta produce paracetamol o ciertas hormonas; actualmente es nuestra apuesta para producir medicamentos en el espacio”,  agrega el doctor Urquieta.

Hoy en día la medicina busca desarrollar un sistema sanitario en el que la tecnología sea tal que no se necesite un médico a un lado para obtener un diagnóstico y un tratamiento en tiempo real.

“Imagínate llevar esa tecnología a poblaciones aisladas en México o en cualquier otro lugar del mundo que lo requiera; entonces ese ambiente tan único y tan difícil que es el espacio, que nos implica tantos retos, termina teniendo aplicaciones en la Tierra.”

Tales como los Rayos X, la telerobótica quirúrgica, los marcapasos cardíacos programables a distancia, el desfibrilador automático, entre otros, y eso sólo hablando de medicina.

El doctor recordó que cuando los astronautas regresan del espacio hay un comité de bienvenida que los carga y los traslada para que no tengan que caminar, pues la ingravidez provoca algunos problemas sensoriales y motores.

“Cuando los astronautas están en el espacio por periodos prolongados el cerebro y el oído interno se empiezan a adaptar a la ingravidez, después de cinco días se les quita el mareo; pero cuando regresan a la Tierra el cuerpo se tiene que readaptar a que hay gravedad, entonces cuando regresan no pueden caminar en una línea recta no tienen control completo de su cuerpo, la evidencia que tenemos es que se tardan aproximadamente siete días en regresar a su estado previo al vuelo como poder caminar en línea recta, caminar con los ojos cerrados.

¿Qué pasará en un viaje prolongado? A su llegada a Marte, luego de casi dos años de viaje, no habrá ningún comité de bienvenida o apoyo, tampoco se sabe qué pueda pasarle a largo plazo cuando regresen a la Tierra.

Otro gran reto será el psicoemocional. “Hasta ahora, creemos que viajarán en una nave pequeña, sin ventanas porque pesan mucho y no son muy buenas para proteger de la radiación. Un espacio reducido, sin privacidad, sin ventanas, sin comunicación inmediata con la Tierra, a millones de kilómetros y cientos de días de distancia con su planeta; entonces los efectos de la presión y el aislamiento pueden ser demasiado para cualquiera”.

¿Volver a la Luna?

El doctor Urquieta nos contó que cuando empezó en el proyecto de la NASA, hace 6 años, el objetivo era llegar a Marte en el 2030, pero ese era el plan del gobierno estadounidense pasado (Obama), ahora la administración actual se ha concentrado en las misiones a la Luna.

“Desde un punto de vista realista, si hubiera continuidad administración tras administración y presupuesto continuo, tal vez, si empezáramos ahorita —esto es estimación profesional personal—, a lo mejor por ahí del 2050 podríamos llegar a Marte, pero esto depende que ahora mismo se enfocaran todos los esfuerzos para llegar allá”.

Pero la apuesta de Estados Unidos actualmente es regresar a la Luna para el 2028 aproximadamente, con la Misión Artemis de la NASA, en la que se pretende establecer un campamento base en el que diversas tripulaciones puedan ir desarrollando diversos experimentos y no sólo pisarla o explorarla.

“Quizá es la manera correcta de planear y llegar primero a la Luna. Todo lo que logremos nos servirá para llegar a Marte más preparados, más seguros. En la Luna podemos probar muchas tecnologías, nuevas capacidades y si algo falla puedes regresar a la Tierra en tres días. Podemos perfeccionar todo lo que se necesite, simular muchas de las condiciones que potencialmente podrían suceder en una misión a Marte”.

Tripulantes fuera de la Tierra. Un poco de historia

1958. La Unión Soviética lanzó el Sputnik 2 con la perrita Laika a bordo, la primera víctima de la exploración espacial, pues murió incinerada. El satélite explotó al entrar a la atmósfera.

1960. Los perros Belka y Strelka completaron un lanzamiento exitoso al regresar vivos. Meses después, otro lanzamiento con los canes Mushka y Pchelka no tuvo éxito; en ese año, de los cinco lanzamientos que entraron en órbita, solo dos regresaron.

1961. El piloto ruso Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio exterior en la nave espacial Vostok 1, la cápsula de unos dos metros de diámetro tenía suministros para sobrevivir una semana si era necesario. El vuelo de exploración duró 108 minutos, consistió en una órbita a la Tierra a una altitud de 315 kilómetros.

1969. Estados Unidos logró llevar a Neil Armstrong, Buzz Aldrin y a Michael Collins a la Luna como parte de la misión Apolo. Armstrong y Buzz tuvieron la oportunidad de caminar en la superficie lunar.

1970. La nave espacial Soyuz 9, del Programa Espacial de la Unión Soviética, envió a dos cosmonautas a una misión que consistía en realizar varios experimentos, entre ellos, pruebas médicas y biológicas de cómo actuaba el organismo y los efectos del espacio exterior en una estancia relativamente prolongada.

17 días después, los tripulantes aterrizaron con éxito, pero presentaron diversos problemas como dificultades para levantarse, permanecer de pie, caminar. A raíz de esta misión se pudo constatar que las recuperaciones se daban a los pocos días y se recomendó que los viajes no excedieran los 25 días de duración.

La misión Apolo logró completar seis viajes a la Luna, con 12 astronautas que volvieron a salvo entre 1969 y 1972. Desde entonces, ningún otro ser humano ha vuelto a pisar la Luna u otro mundo.