La Paz.

Miles de danzarines y músicos enaltecieron este sábado las principales danzas bolivianas en la festividad del Gran Poder, un gran desfile folclórico que pasa por gran parte de las calles de la ciudad boliviana de La Paz, que está reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

El recorrido comenzó a primera hora de la mañana en el popular barrio de Ch’ijini, en el oeste de La Paz, con una procesión que enalteció la imagen del Señor Jesús del Gran Poder, además de rituales andinos y expresiones de la religiosidad local.

La expresión religiosa marcó la pauta para que después comience un gran desfile folclórico que serpentea por varias calles estrechas hasta que toma las avenidas más amplias y culmina en el centro de la ciudad.

La Alcaldía de La Paz anticipó que en esta ocasión danzan alrededor de 70.000 bailarines sumados unos 30.000 músicos que se organizan en más de 70 fraternidades y que recorren los 8 kilómetros de la ruta, desde el amanecer hasta pasada la medianoche.

Las danzas bolivianas que destacan son la morenada, caracterizada por los trajes pesados y bordados a mano de los morenos que replican el paso cansino de los esclavos durante la colonia.

También está el baile de los waka tokoris, animada por el kusillo que es una especie de bufón andino junto a mujeres aimaras que lucen varias polleras una sobre otra, mientras que los varones satirizan al toreo español vencido por el animal.

Además están los caporales, tinkus, incas, saya afroboliviana y salay, entre muchas otras danzas.

«Hay energía, y ya estoy llegando al final alegremente», dijo a EFE Mirtha, una mujer aimara ya mayor que baila la morenada, con una matraca en la mano, por segundo año seguido.

La coreografía y el ímpetu de los bailarines en el recorrido fue valorado por los asistentes que estaban apostados a los costados en las graderías que cubren toda la ruta y que respondieron con aplausos y gritos de apoyo.

«Esto es una maravilla, vengo cada vez que puedo. Me gusta más que todo el amor a la danza que expresan los más jóvenes», dijo Janette Garrón.

Los músicos que tocan platillos, tambores, bombos, trompetas y trombones, vistieron trajes que mezclaron el color y la formalidad además que aportaron al espectáculo con algunos pasos y malabares.

En uno de los palcos estaban los ‘prestes principales’ que suele ser una pareja de esposos que anualmente se escogen y que son como una especie de anfitriones de la festividad que continuará algunos días más en locales de baile de los barrios que forman el barrio del Gran Poder.

El alcalde de La Paz, Iván Arias, señaló a los medios locales que esta festividad «se hace por fe y devoción» y añadió que se espera que todo el movimiento que genera supere los 63 millones de dólares que se registraron el año pasado.

La ruta del desfile folclórico está rodeada por el movimiento comercial que generan cientos de vendedores ambulantes que ofrecen a los espectadores bebidas y comida rápida además de recuerdos alusivos a las danzas.

Como pasó en 2023, la festividad del Gran Poder movilizó a una gran cantidad de funcionarios del municipio encargados de resguardar el orden en el recorrido, así como la Policía que además de desplegar a su personal monitorea por cámaras de seguridad todo lo que sucede.

La también llamada «Fiesta mayor de los Andes» nació a principios del siglo pasado con fiestas indígenas en barrios populosos de La Paz, pero se convirtió en un desfile folclórico y masivo alrededor de 1940 al mezclarse con la religiosidad católica.

En 2019, el mayor desfile folclórico de La Paz recibió el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.