México.

La Agencia Internacional de Energía Atómica ha lanzado su primera expedición de investigación científica para estudiar la presencia de microplásticos en la Antártida. Como parte de su iniciativa de Plásticos NuTec para informar acciones sobre la contaminación plástica utilizando técnicas nucleares o isotópicas, algo muy poco convencional.

¿Por qué hacen esto? Porque la presencia de microplásticos en la región Antártica podría contribuir a acelerar la pérdida de hielo, algo que notamos cada vez más y más en las noticias.

Acaban de alcanzar su récord mínimo en 2023 y además de eso, puede reducir la reflectividad del efecto albedo, que es un servicio muy importante que genera la Antártida para nosotros. También puede alterar la rugosidad de la superficie, promover la actividad microbiana e incluso contribuir al debilitamiento mecánico de la estructura del hielo.

Esto, combinado con el cambio climático, las condiciones atmosféricas y las influencias oceánicas podría tener un impacto significativo en el derretimiento del hielo antártico. También existe el peligro de que los microplásticos entren en la cadena trófica, afectando a los organismos y liberando sus toxinas en un ambiente prístino como lo es la Antártida.

Por eso, en colaboración con el Instituto Antártico Argentino y la Dirección Nacional del Antártico, expertos de la Organización Internacional de Energía Atómica monitorean la presencia de microplásticos en 22 sitios cerca de la base de investigación conocida como Carlini.

Estudiando el agua del océano, los lagos y la tierra. Se tomarán muestras de agua de más de 12 sitios, muestras de sedimentos también, y de cuerpos de agua como lagos para poder descubrir cuál es la presencia de estos microplásticos.

El equipo también monitoreará la presencia de microplásticos en organismos recolectando almejas, lapas y heces de pingüinos para ver si también hay un rastreo de microplásticos ingeridos en los organismos y otros bio acumulados en los tejidos como como los de estos bivalvos.

Así es que se usará la técnica de espectrometría vibratoria para contar el número de micropartículas de plástico. Recuerden que estas deben de tener menos de cinco milímetros para considerarse como microplásticos y caracterizar también el tipo de polímeros encontrados. Todo esto con el objetivo de evaluar de dónde vienen, cuál es la fuente de contaminación.

Por: AMEA.