México.
Viscosos pero sabrosos. Desde chapulines, gusanos de maguey, escamoles, jumiles y hormigas, entre muchas especies más, los insectos han sido parte de la gastronomía mexicana desde la época prehispánica.
Se tiene conocimiento de esta práctica gracias a algunos análisis de heces fosilizadas que se han encontrado en cuevas y que se han detallado en los códices de cronistas de la conquista.
“Esta actividad se da gracias a la abundancia que tenemos de los insectos, a su distribución, a su sabor, y todo esto nos lleva a que la dieta era muy diversificada. Eso significa que era muy rica en nutrientes y tanto en plantas como en animales”, dijo José Manuel Pino, investigador.
El consumo de insectos no es una práctica exclusiva de México ya que también se realiza en otras regiones de Asia, África y América Latina. Sin embargo, en nuestro país forma parte de una reconocida tradición culinaria.
“En México tenemos un promedio de 601 especies de insectos comestibles registrados en diferentes estados y dentro de toda esta diversidad que yo acabo de mencionar son muy importantes los chapulines, los jumiles, el ahuautle, el axayácatl, la grana cochinilla, el gusano blanco de maguey, el gusano rojo de maguey, las hormigas mieleras, los escamoles, etcétera”, contó Pino.
Ya sea como botana, en salsa o de un platillo principal, los insectos son una opción alimenticia de gran contenido nutricional.
“Los insectos son una fuente de proteínas y le pongo un ejemplo: las langostas tienen un promedio de 70 % de proteínas en base C. En términos prácticos, esto significa que de 100 gramos de chapulines que yo estoy analizando, 60 son proteína. Comparativamente, nosotros podemos decir que los chapulines tienen hasta siete veces más proteína que el maíz, que es un alimento de título mexicano”, acentuó Pino.
La entomofagia, término con el que se refiere al consumo de insectos, actualmente goza de gran popularidad entre la gente, al convertirse en ingredientes codiciados para la industria alimentaria, porque forman parte de platillos gourmet.
“Esta actividad debe ser racional. Debemos aprovechar el recursos de tal manera que este no se agote y que cada año esté presente este tipo de alimento que es nutritivo”, contó Pino.
El consumo de insectos en México es una representación de la tradición e identidad que caracteriza a la gastronomía en nuestro país. Seguir deleitándonos con su sabor es una forma de preservar su valor cultural.
Por: TV UNAM.
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